La pasión de ser actor

Confiesa tener cuarenta y un años de carrera y le divierte contar que, no hace mucho, alguien le contó que en esta profesión cuando se elige un trabajo se hace siguiendo las tres P: "Por plata, por prestigio o por placer". El actor Salo Pasik encara por primera vez un monólogo -no le gusta la palabra unipersonal-. Se trata de El contrabajo, de Patrick Süskind, una muy bella historia en la que un contrabajista, desde su mundo de profunda soledad, desanda su historia personal y musical.Cuando se le pregunta cuál es la P que lo llevó a elegir este texto, el intérprete no puede designar una en particular. "Uno siempre trabaja esperando convocar mucha gente y obtener dinero, y para mí el placer y el prestigio van de la mano. Yo no tenía un proyecto particular para este año y cuando el director Jorge Alberto Gómez me convocó para este proyecto dije que sí inmediatamente. Este texto posee un lenguaje riquísimo. Y así como en El perfume , por ejemplo, Süskind trabaja sobre un mundo pequeño, acá es mucho más chiquito. Este hombre vive en su casa, que está aislada acústicamente, con su instrumento: el contrabajo", describe con pasión. En su relato, un soliloquio, transita por situaciones y estados muy personales. "El espectador puede pensar que todo lo que se narra es producto de la imaginación del personaje. Y puede ser. Nada es lineal. Este es un trabajo muy comprometido. Haciéndolo uno siente una gran soledad. Nunca había hecho un texto de estas cualidades", explica Pasik.Para muchos espectadores, seguramente, todavía estará presente la imagen de Héctor Bidonde cuando montó este material en su salita de La Paternal, hace varias temporadas. De aquella puesta también guarda muy buenos recuerdos Salo Pasik. Cuenta que vio el trabajo y quedó atrapado por la calidad de la experiencia que realizó su colega. Hoy ese mismo texto moviliza su atención y demuestra una gran ansiedad por llevarlo a escena. Esa misma ansiedad lo ha movilizado a buscar otros materiales del autor y confrontarlos entre sí...