Parrilli les prometió a los industriales que no espiará sus negocios

Algunos le creyeron. Otros, no tanto. La mayoría prefiere esperar. Oscar Parrilli, jefe de la Agencia Federal de Inteligencia, llevó ayer a la Unión Industrial Argentina (UIA) una promesa que, para ser cumplida, deberá contar con el aval de todo el Gobierno: que el decreto de la nueva doctrina nacional de inteligencia, que menciona corridas bancarias, desabastecimiento y "golpes del mercado" como delitos económicos, no significa necesariamente que el Gobierno estará espiándolos.

Lo había hecho la semana pasada con varios de ellos. Por ejemplo, con los que plantearon en los diarios reparos al nuevo marco jurídico: los llamó uno por uno, y les dijo: "No es así". Ayer fue a la sede de la UIA, luego de pedirle la gestión al gráfico Juan Carlos Sacco. Se reunirá pasado mañana con la Cámara de Comercio y es probable que lo haga también con el Grupo de los Seis.

"Ejemplificativo", fue la palabra clave que llevó a la sede fabril acompañado por su segundo, Juan Martín Mena: la usó para describir el carácter que, dijo, tiene ese controvertido anexo I del decreto 1311, que enumera los referidos delitos. Parrilli transmitió que era apenas una descripción, algo así como objetivos por alcanzar, porque cada una de estas formas que el Gobierno promete perseguir está tipificada en alguna ley. Las acusaciones estarán, afirmó, sustentadas en el Código Penal o en la ley correspondiente, y ninguna escucha se hará sin autorización de un juez.

Eso prometió ayer el abogado Parrilli. El problema fue que el abogado Daniel Funes de Rioja, uno de los vicepresidentes de la UIA y quien tuvo ayer el perfil más alto entre sus pares, pareció convencido de lo contrario. "El anexo de un decreto es una norma", le objetó. "Es ejemplificativo", insistió el funcionario, y la conversación, que duró dos horas, dejó entonces pendiente ese punto.

Parrilli había empezado a lo Kicillof: hizo un recorrido por la historia de los servicios de inteligencia desde los inicios del siglo XX y expuso que, desde la caída del Muro de Berlín, los Estados habían ido abandonando la costumbre de hacer inteligencia para escarmiento de los enemigos y que el sector estaba sometido a una transformación en todo el mundo.

Agregó que el kirchnerismo también había aplicado reformas sustanciales: por ejemplo...

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