El paro se sintió con fuerza y amenazó el sindicalismo opositor con más protestas

Con duros mensajes al Gobierno que se despide y advertencias solapadas al que vendrá a partir de diciembre, el sindicalismo opositor y aislado de los gremios del transporte en una contundente huelga general, la quinta que enfrentó Cristina Kirchner desde que llegó al poder.

A diferencia del del 31 de marzo pasado, esta vez el eje central de la protesta fue el pedido de paritarias libres ante la intromisión del Gobierno en las negociaciones salariales entre empresarios y sindicalistas para establecer un techo de 27 por ciento a los aumentos. Se mantuvieron, además, la exigencia de modificar o eliminar el impuesto a las ganancias y el reclamo de un incremento del monto de las jubilaciones y el salario mínimo.

Desde la madrugada de ayer y durante casi todo el día, las calles de las principales ciudades del país estuvieron despobladas como si fuera un feriado y hubo altos índices de ausentismo en fábricas, comercios, empresas y escuelas debido a la adhesión de los sindicatos del transporte público de pasajeros, quienes fueron, en definitiva, el músculo más vigoroso para garantizar el alto acatamiento de la medida de fuerza.

Con los canales de diálogo minados, los impulsores de la huelga dudan de que surja una respuesta oficial a sus reclamos. Por eso, advirtieron casi a coro sobre la necesidad de reciclar su plan de lucha, que contemplaría, para después de las elecciones primarias del 9 de agosto, una nueva protesta, que podría ser de 36 horas e incluir una movilización a la Plaza de Mayo. Debaten esta idea Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Pablo Micheli, los referentes de las tres centrales obreras opositoras. La alianza de 22 gremios del transporte, por separado, prevé renovar sus reclamos con medidas sectoriales y escalonadas.

Con la Presidenta de gira por Italia durante la jornada de huelga, diferentes voceros del Gobierno calificaron la medida de "política y electoral". El diputado Edgardo Depetri, que había acusado a los huelguistas de querer "instalar un caso similar al de Mariano Ferreyra" (asesinado en 2010 durante una protesta sindical) y provocar "hechos de violencia", dijo que el paro "fue extorsivo". Omitió, pese a su oscuro presagio, decir que no hubo un solo incidente.

A diferencia de la lectura oficial, Moyano dijo que la huelga "fue muy importante" y volvió a la carga contra el tope salarial que impuso el Gobierno en las paritarias. "Cuando le pongan techo a la inflación, les vamos a poner techo a las paritarias", desafió el...

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