Más parches en serio que reformas de fondo
Cristina Kirchner y Sergio Massa
El avance del proyecto oficialista de reforma de la Corte Suprema asoma como un caso emblemático de desacople entre ciudadanía y política en cuanto a urgencias, necesidad y preocupaciones . Un auténtico choque de intereses. La trascendental reforma llegó al recinto de manera tan apresurada (y forzada) que no solo no contaba con apoyo social ni con un mínimo acuerdo entre oficialismo y oposición previos. Escenas de polarización extrema.
Ni siquiera la conducción oficialista había logrado alcanzar un acuerdo a priori entre quienes dieron número y apoyo para tratar la iniciativa sobre aspectos tan centrales como el número de integrantes que tendría el máximo tribunal ampliado, cuando ese era el eje de los cambios.
El tratamiento de esa reforma estructural inspirada en motivaciones coyunturales , que de convertirse en ley y aplicarse anticipa con cambiar significativamente el funcionamiento del Poder Judicial a futuro, contrasta una vez más con las dificultades para abordar cambios de fondo en temas que parecen más acuciantes, como por ejemplo la economía .
A pesar de la necesidad compartida de realizar reformas económicas estructurales para romper el patrón de crisis recurrentes y decadencia, las antinomias y los intereses contrapuestos reaparecen al momento encarar las transformaciones más demandadas.
La paradoja de esa dinámica, que podría definirse como de consenso conceptual y disenso operativo, adquiere más relevancia al constatarse que lo que no se puede ni siquiera intentar en materia económica sí es posible forzar a veces en cuestiones políticas cuando se logran alinear algunos intereses desde el poder (aun en decadencia). El caso de la reforma de la Corte resulta paradigmático.
En la misma línea se inscribe la instalación del debate sobre la reforma de la ley electoral vigente para derogar o suspender las elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) que impulsa buena parte del oficialismo y que ya no parece encontrar tanta resistencia en Alberto "que se doble, pero no se rompa" Fernández . El Presidente empezó a virar una vez más desde la intransigencia absoluta a la aceptación (o la resignación) impuesta por las relaciones de fuerza de su propio espacio. Del equilibrista al contorsionista en un par de años.
El regreso del Frente de Todos
El oficialismo vuelve con estas dos iniciativas a ser, aunque sea por un rato, el Frente de Todos, capaz de reunir otra vez al pamperonismo y...
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