Papá Noel: la ilusión de los chicos se desvanece a partir de los 4 años

Cuando cumplió cuatro años, Julieta Rojas empezó con las sospechas. Había cosas que no le cerraban. La ausencia de chimenea en la casa, esos paquetes que encontró escondidos debajo de la cama de su mamá que eran idénticos a los que había dejado esa Navidad Papá Noel en el árbol. Además, sus papás una vez se pisaron cuando le pidieron que cuidara mejor la tablet que había recibido, porque era un regalo que les había costado bastante. "¿Cómo? ¿Por qué decís que les costó a ustedes, si el que me la trajo fue Santa", le cuestionó la niña a su madre.

En su psiquis, el relato había empezado a resquebrajarse, y antes de que llegara la siguiente Navidad ya hacía agua por todos lados. Dos años después, ella ya no cree. Perdió la fe. Igual, mantiene el relato, como un guiño de complicidad hacia sus padres. Mientras sigan llegando los regalos, tal y como los pide, no revelará su descubrimiento ante los ojos de Sofía, su hermana menor, que recién ahora va por los cuatro años.

Germán, el hermano mayor, que ahora tiene nueve años, tardó bastante más en descubrir la identidad secreta de Papá Noel. Hasta los siete ni siquiera se le ocurrió que su papá y el panzón de traje rojo tenían un parecido evidente.

Hoy, explican los especialistas, asistimos al fin de la credulidad en la primera infancia. Ya a partir de los cuatro años los chicos empiezan a sospechar de Papá Noel. No significa que a esa edad dejen de creer. Pero se plantean antes que sus hermanos ciertas inconsistencias del relato. Esas dudas son el preludio para el descubrimiento final, que ocurrirá tiempo después.

"Hay un adelantamiento de la edad de descubrimiento porque los chicos tienen acceso a más fuentes de información. Antes, los cuestionamientos empezaban en torno de los siete años. Hoy, cerca de los cuatro años ya empiezan a dudar", afirma Susi Mauer, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). Los especialistas explican que ese adelantamiento no implica necesariamente el descubrimiento final de la historia.

"Los chicos saben, a nivel inconsciente, que hay elementos del relato que no cierran. Lo mismo con el Ratón Pérez o con los Reyes Magos. Sin embargo, a edades más tempranas comienzan a cuestionarse la veracidad de la historia. Es un proceso de descubrimiento que terminará, tiempo después, con el fin del relato fantástico. Es como el parto, una vez que se desencadena, no hay vuelta atrás", explica la psicoanalista Mónica Cruppi, especialista en familia e infancia.

Muchas...

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