Papá en casa: los hombres argentinos también se toman licencias por nacimiento

Lo más difícil fue comunicar la decisión al equipo de rugby de Liceo Naval, con el que juega desde hace años. Después de un entrenamiento intenso, Fausto Della Vecchia, de 30 años, anunció que por las próximas semanas entraría de licencia por paternidad. Él trabaja como coordinador del área de Finanzas de una empresa de cosmética, que desde noviembre pasado incorporó esta figura. Desde ese momento, Della Vecchia pasaría los primeros 40 días de su hijo Antonio, en casa. Aunque Natura, la empresa para la que trabaja, es pionera en el país en dar el beneficio a sus empleados, existen otras compañías que empezaron a flexibilizar sus políticas para impulsar que los padres estén presentes durante los primeros días de vida de sus hijos, tal como lo establece la Organización Mundial del Trabajo (OIT).

Hoy, por ley, los hombres argentinos tienen sólo dos días de licencia por nacimiento. Y si el hijo llega un viernes, no tendrá ningún día extra porque el beneficio correrá durante el fin de semana. Por esto, muchos padres se toman días de vacaciones para estar en casa luego del nacimiento. La Argentina se encuentra entre los países de la región que menos tiempo de licencia da a los padres. Hay provincias, como Tierra del Fuego y San Luis, que les asignan dos y tres semanas de licencia a los empleados de la administración pública.

Los especialistas apuntan que, el hecho de que los padres tengan una licencia tan reducida, atenta contra la formación del vínculo desde el primer momento de vida y, a su vez, amplía las desigualdades laborales entre hombres y mujeres.

Durante esos 40 días, Della Vecchia se descubrió haciendo la voz de los peluches para que Antonio cambiara el llanto por risa. Se volvió un experto en la cocina. Discutió mano a mano con su mujer, Gimena Carrillo, sobre qué repelente había que usar. Y hasta vivió paso a paso la caída del cordón umbilical, como si se tratara de la final de un Mundial.

"Cuando volvimos de la clínica, caí en la cuenta de que mi vida ya nunca iba a ser igual", confiesa el padre de Antonio, que hoy tiene siete meses. "Al principio, sólo solicitaba turnos, hacía los trámites, facilitaba todo para que la mamá y Antonio estuvieran bien. Pero después, empecé a involucrarte en la relación y fue ahí donde se construyó este vínculo tan hermoso con mi hijo", dice orgulloso.

Los 40 días se le pasaron volando. "Al volver al trabajo, pensaba que había estado ahí cuando a Antonio se le cayó el cordón y en su primer baño. Me...

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