La pandemia no los para: after, fogón y boliche, así viven la noche los jóvenes en Pinamar

Así se vive la noche en Pink, uno de los boliches de Pinamar

Un grupo de mendocinos había arrancado temprano en el after beach de Boutique . Reservaron las entradas con anticipación [eran gratis, pero había cupo]. Y llegaron antes de las 18 a la playa, frente al parador top de Pinamar, para escuchar al DJ del momento, Fer Palacios.

Se fueron molestos, como varios de los miles de adolescentes de entre 16 y 18 años, que esperaban más: "Era a las 18 y empezó tarde. Tocó nada más que 40 minutos. Y además liberaron la entrada. ¿Para qué nos hicieron reservar?" , se queja Nicolás. Tiene 17 y está con Guillermo, de la misma edad. Ahora son las 4 de la mañana. Intentaron otra vez ingresar a Boutique, que a la noche es boliche, pero rebotaron. Son menores.

Están acompañados por amigas también de Mendoza. "Nos hicimos amigos acá", cuenta Guille. "Les veía cara conocida a las chicas, porque jugamos en el mismo club, nosotros al rugby, ellas al hockey", dice a LA NACION.

Una de las adolescentes es bastante menor que ellos: tiene 14 años y se esconde de la cámara, porque les mintió a sus padres. "Boludo, les dijimos que nos íbamos a un departamento, si se enteran por el diario que estoy acá me mato", le comenta a uno de sus amigos con cierta preocupación.

Noche y after en Pinamar

Los "rebotados" de este parador, que es uno de los más convocantes entre los jóvenes, se juntan al lado del muelle de Pinamar, hacen un fogón, se quedan a tomar y a compartir la noche hasta bien entrada la madrugada. "Está picante la policía", dice Nicolás. Y LA NACION es testigo del primer roce entre ellos. Uno de los oficiales del la Bonaerense, viene a exigirles que apaguen el fogón. "Vamos, vamos vamos. No pueden prender fuego acá", les advierte el uniformado . Intentan evadirlo, pero él se pone firme.

Recorrida de los boliches after beach en la playa y en el muelle de Pinamar

Cerca del muelle hay también santafesinos y tucumanos, de las mismas edades. El furor entre ellos es la aplicación TikTok. "Te muestro el mío", dice uno de ellos. "Hice uno que tiene un palo (un millón) de likes", agrega. Se llama Leo Álvarez, y se divierte con las bromas que filmó en su canal. Otro se convirtió en un hit con "corterrocho", un tema musical, mostrando cómo se raparon la cabellera en un colectivo. "¿No me crees que soy yo? Te muestro las fotos", desafía.

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