Ni pan ni circo

"Ansiosamente -escribía Juvenal- el pueblo espera por sólo dos cosas: pan y circo." El poeta de la antigua Roma satirizaba a los emperadores que regalaban trigo y entradas para los juegos circenses. Alimento y entretenimiento, decía, para distraer a las masas. Los Juegos, espectáculo puro cuando se trasladaron de Grecia a Roma, fueron prohibidos en el año 393 por "paganos", según los definió San Ambrosio, obispo de Milán. Roma, ya con la bendición del papa Juan XXIII, volvió a recibir al circo olímpico muchos siglos después. Los Juegos de 1960 en Roma quedaron en la historia por Cassius Clay, Abebe Bikila cruzando descalzo el Arco de Constantino y por Wilma Rudolph, "la gacela negra". Nino Benvenuti se convirtió en ídolo. Ayudó a Italia a ganar 13 oros. Italia jamás volvió a subir al podio del medallero final y por eso había mucha ilusión con los Juegos de 2020. Roma quería ser otra vez la sede, a 60 años de los de 1960. El sueño fue cancelado la semana pasada por Mario Monti. El premier dijo que, en medio de la crisis, era "irresponsable" seguir endeudando al país. Si no habrá pan, decidió Monti, tampoco habrá circo.Madrid, Estambul, Tokio, Doha y Bakú quedaron como únicos postulantes para la votación que el Comité Olímpico Internacional (COI) celebrará el 7 de septiembre de 2013 en Buenos Aires. La renuncia de Roma a una postulación que la hubiese tenido como gran candidata tiene pocos antecedentes. Habría que remitirse al presidente colombiano Belisario Betancourt cuando declinó la sede del Mundial 86. Los Mundiales de fútbol y los Juegos Olímpicos son vidrieras que todos ambicionan. Primer y Tercer Mundo. Democracias y dictaduras. Hitler ganó sus Juegos de Berlín en 1936. Y Videla su Mundial en 1978. "Sólo costará 70 millones de dólares", le dijo Massera a Videla en la primera reunión de la Junta después del golpe. El Mundial costó diez veces más. Siempre fue así. Se esconden los verdaderos gastos anunciando una supuesta inversión privada. Y, en cambio, se inflan las cifras de turistas, puestos de trabajo y ganancias estimadas. Juegos como los de Barcelona 92 y Sydney 2000, que crearon cultura deportiva y ayudaron a la ciudad, también dejaron déficits. Una eventual designación olímpica era una tentación política. Pero Monti, economista de profesión, miró los números finales de cada competencia. Especialmente el déficit de más de 7000 millones de euros de Atenas 2004, un empujón, según dicen ahora, a la actual crisis griega.Atenas, cuna del olimpismo...

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