Palermo y Villa Crespo, los barrios que más sufren con los grafitis

"Por lo menos como la gente", se lamentaba el vecino Vicente Greco, mientras señalaba la fachada de su vivienda. La pared, decorada con garabatos en tinta azul y verde, perdió la pulcritud que tenía dos años atrás. Como él, varios habitantes de la ciudad se sienten resignados ante lo que consideran actos de vandalismo que desvalorizan sus propiedades y hasta parecen abandonadas.Según los reclamos recibidos por la Subsecretaría de Atención ciudadana, Villa Crespo y Palermo son los barrios que más sufren los grafitis, un problema que se extiende a todos los barrios de la ciudad desde hace décadas. Y el gobierno porteño comenzó a combatir los grafitis en la comuna de Recoleta."El frente se estaba descascarando, entonces decidí cubrirlo con un material especial, tipo plastificado. Me costó unos buenos pesos, pero ya lo volvieron a estropear. Parece un lugar abandonado ahora", dice Greco, que vive en Villa Crespo. Esta pintura especial le costó a Greco, en promedio, $ 720 el balde de cuatro litros. Y debería invertir alrededor de $ 4000 sólo para volver a pintar la fachada que fue estropeada con grafitis.Marta Irrazábal limpiaba el edificio en el que trabaja en Arenales al 3500, en el barrio de Palermo. Las puertas estaban pulcras. Las ventanas, perfectamente aseadas. Pero con el frente no pudo hacer nada. Trazos indescifrables en azul y verde cubrían el muro. "Continuamente pintan las paredes, es una lucha", dijo la mujer.A metros de allí, un imponente edificio se destaca, pero sobre todo por la cantidad de grafitis que "decoran" el lugar. "El consorcio pintó las paredes y persianas una decena de veces, pero la gente ya está cansada", contó a LA NACION Rubén Román, inquilino del lugar.La Ciudad sólo interviene en la limpieza de frentes privados en caso de tratarse de corredores viales con valor histórico y/o cultural o si tienen una leyenda injuriosa o discriminatoria.José Corzón, encargado del bar sito en el cruce de avenida Córdoba y Lavalleja, también desistió de volver a pintar el frente del local. El hombre contó que el año pasado invirtió $ 3000 para quitar los grafitis que arruinaron el comercio. "A los pocos días ya habían pintado las cortinas negras con un aerosol brillante y cubrieron las paredes, y hasta el mármol, con más garabatos raros", agregó, resignado.Cuadrillas antigrafitisEn la comuna 2, en Recoleta, en mayo último las autoridades comenzaron con un plan para asear todo tipo de grafitis denunciados por los vecinos sin importar si se trata...

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