Un país partido al medio

Por tercera vez en poco más de siete meses, el kirchnerismo debió afrontar anoche una gran movilización de protesta. http://www.lanacion.com.ar/cacerolazo-18a-t49258del resto del país se expresó de nuevo un inquietante estado de desasosiego. Inquietante por su profundidad. E inquietante por su forma de expresión: http://www.lanacion.com.ar/1573998-cacerolazo-18aPor su propia naturaleza, el cacerolazo impide identificar con precisión las razones que lo promueven. Sólo se pueden conjeturar algunas motivaciones. La más relevante tal vez sea la menos tangible. El diálogo entre el Gobierno y una parte significativa de la opinión pública http://www.lanacion.com.ar/1574027-en-medio-del-cacerolazo-allanan-la-rosadita-en-madero-centerSu expresión más evidente es la reforma judicial que se apresta a sancionar en estos días el Congreso.A diferencia de la reglamentación del Consejo de la Magistratura y de la reducción del número de miembros de la Corte Suprema, que Cristina Kirchner lideró en el año 2006, esta modificación no es presentada como un intento de perfeccionar el orden republicano. Su propósito es sustituir ese orden por uno nuevo. En vez de fortalecer los dispositivos contra-mayoritarios, de los cuales el decisivo es un Poder Judicial independiente del Poder Ejecutivo, se planea abolirlos. Y ese objetivo es manifiesto. La diputada Diana Conti defendió la tesis de que las mayorías tienen derecho a dominar los tres poderes del Estado. Este proyecto supone el distanciamiento de un conjunto de valores y discursos en el que se asentaba una interpretación común de la vida pública.Esa ruptura acaso no sea el móvil más palpable de la protesta de anoche. Pero está en su raíz. A las gigantescas marchas que se realizaron el 13-S y el 8-N para reclamar a la Casa Rosada que reconozca un límite, el kirchnerismo respondió con un cambio de reglas pensado para asegurar dos cometidos: el control total de la Justicia por parte de la Presidenta, y una colonización más audaz de la esfera individual por parte del Estado. No sorprende, entonces, que el cacerolazo se trasladara anoche desde la Casa Rosada hasta el Congreso, donde un oficialismo encapsulado en su agenda sancionaba esa reforma.Esta respuesta a las protestas anteriores indica un déficit de sensibilidad frente al humor social que en la Presidenta tuvo otros síntomas. Por culpa de esa anestesia demoró varios días en advertir la conmoción colectiva de la elección de un papa argentino.Esa pérdida de receptividad hace...

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