El país de la marmota, en versión recargada

A más dos meses de empezada la cuarentena, los días se parecen entre sí de una forma extraña. Como en El día de la marmota, una película de los años 90 protagonizada por el inescrutable Bill Murray y la bella Andie MacDowell, cada mañana despertamos en el mismo lugar, una única jornada de la que no hay escape posible. Quedamos varados en un rutinario guion de puertas adentro que se repite como un loop. Las horas de pantalla de los que tenemos la suerte de poder trabajar en casa colonizan el día en el que estamos atrapados, al que regresamos cuando sale el sol con la nostalgia de un verdadero sábado y, más todavía, de ese aleteo en el alma que la proximidad del fin de semana despertaba.La sensación de extrañeza crece cuando comprobamos que afuera las cosas también se repiten. Estamos asistiendo de nuevo a la vieja y conocida película. Esta no tiene nombre, pero podría titularse igual: "El día de la marmota". Quieren imponer la idea de que se trata de un film distinto, con otro argumento, pero son los protagonistas de siempre haciendo lo mismo de siempre. En todo caso, en versión reloaded. Una de pistoleros con toques de terror.Todo lo que hay que ver en estos días ya lo hemos visto. Vamos hacia un final cantado, sobre todo si nadie altera el guion que la directora va urdiendo en las sombras y que tan fielmente siguen sus actores, meras prolongaciones de esa mente que, escena a escena, busca en lo que escribe el camino que la lleve al desenlace deseado. Es una guionista con oficio, diestra en el arte de combinar palabras para imponer la sugestión del relato, de mano firme en el manejo de sus actores. Pero apela a giros remanidos, a recursos transitados en cuya eficacia todavía confía. Creadora de mundos ficticios, desde su pedestal subestima y humilla a la platea. A veces parece que se ríe de ella. Y también de sus actores, marionetas de una voluntad ajena que caen en el pecado de la sobreactuación, entre otros.El elenco trabaja a destajo para avanzar en una línea clave del argumento: la conquista del Poder Judicial. En este nuevo intento cuentan con el terreno ganado en el primero. Aquel asedio dejó soldados propios disfrazados de jueces en los territorios a colonizar. Eso ayuda. Lo ayudó al exvicepresidente (error de casting) Boudou, condenado a prisión por quedarse con Ciccone, que seguirá en su casa porque el fiscal ante Casación decidió no apelar el fallo que le concedió la domiciliaria. Mientras, Zannini, en su papel de procurador del...

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