El país enfrenta semanas en las que se batirán varios tristes récords

Cuando la inflación supera ciertos niveles, el sistema de precios deja de tener valor. No se sabe si algo está barato o caro hoy, y menos en unos meses

Cuando falleció la madre de Jorge Luis Borges, a los 99 años, una vecina comentó que era una pena que doña Leonor no hubiera llegado a los 100 años. Borges, que estaba allí, le contestó: "Me parece que exagera usted el prestigio del sistema decimal". Habría que ver si opinaría lo mismo si se tratase del nivel de inflación.

Lo más probable es que el martes el Indec muestre que la inflación sobrepasó el 100% interanual en febrero, nivel que no se alcanza desde octubre de 1991. Se requiere que sea 5,4% o más ese mes para marcar este récord en el siglo XXI. La mayoría de las estimaciones privadas apuntan a una inflación del 6%.

Sin querer exagerar el prestigio del sistema decimal, lo cierto es que la aceleración de la inflación por encima del 100% tiene consecuencias muy importantes en muchas dimensiones. La primera es que, con tasas de inflación elevadas, el sistema de precios deja de servir de referencia. Los precios son señales que marcan a productores y consumidores si un bien o servicio está caro o barato, y, por lo tanto, si conviene producir más o menos, en el caso de los productores, y si conviene comprarlo o no, en el caso de los consumidores. Cuando la inflación supera ciertos niveles, el sistema de precios deja de tener valor. No se sabe si algo está barato o caro hoy, y mucho menos dentro de unas semanas o unos meses.

Las reservas internacionales netas terminaron 2022 cerca de los US$6800 millones, pero a esta altura deben estar cerca de los US$2500 millones.

Que la inflación llegue a niveles en los que el sistema de precios deja de funcionar trae dos secuelas. La primera es que es contractiva para la economía. No hay inversión posible en este entorno. Llega un punto en el que a los productores no les conviene producir, y a los comerciantes no les conviene vender, dado que no conocen el costo de reposición de lo que vendieron. La segunda secuela, ligada a la primera, es que, para manejarse en un entorno como este, la economía se dolariza. El 3 de marzo, Melisa Reinhold reportó en LA NACION que en algunos comercios del país los precios de las zapatillas y otros productos de indumentaria ya se publicitan en dólares. Este es solo el comienzo. Los pesos, que ya hace rato perdieron su rol como reserva de valor, a partir de un cierto nivel de inflación dejarán de cumplir su rol como unidad...

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