Su padre emigró de Ucrania y él combatió en Malvinas: la trágica parábola del último muerto de la guerra del Atlántico Sur

Rolando Máximo Pacholczuk

El soldado conscripto Rolando Máximo Pacholczuk fue rescatado del campo de batalla cerca de Wireless Bridge en la madrugada del 14 de junio de 1982, horas antes de la finalización de la guerra de Malvinas . A causa del intenso fuego de la artillería británica, su cuerpo había sido alcanzado por el impacto de esquirlas y presentaba lesiones múltiples. Tras recibir las primeras curaciones en el Hospital de Puerto Argentino, a Pacholczuk lo embarcaron en el rompehielos ARA Almirante Irízar , adaptado como buque hospital durante el conflicto. Murió horas más tarde.

La historia de Rolando -de la Compañía "C" del Regimiento Mecanizado de Infantería (Rimec) 7 de La Plata- está llena de huecos, recuerdos fragmentarios, dolores y desencuentros pero, además, encierra una curiosa parábola que marca el desgraciado derrotero de la humanidad: su padre, Máximo Pacholczuk, había llegado al país desde Ucrania a los 2 años junto a su familia, escapando de los horrores de la Gran Guerra que asolaba Europa y las turbulencias que vivía Kiev derivadas de la caída del imperio ruso.

Los Pacholczuk se radicaron en Sierra de los Padres , donde vivieron de la agricultura. Máximo pudo estudiar y se recibió de contador. En Mar del Plata conoció a Raquel; ambos compartían la devoción por la música lírica y, tras un noviazgo breve e intenso, contrajeron matrimonio. Pronto llegaron los hijos: el primogénito, Sergio Máximo, nació el 28 de marzo de 1961. Le siguió Rolando Máximo, a quien Raquel dio a luz el 3 de agosto de 1962 .

Tenían un buen pasar económico. Máximo trabajaba para el grupo Graiver que por ese tiempo manejaba en la ciudad balnearia una empresa constructora y una financiera. Fue a poco del nacimiento de Rolando que a su padre se le agudizaron los problemas de motricidad que arrastraba desde la infancia, lo que lo obligó a permanecer internado durante un largo tiempo. Esta situación hizo que Raquel, ocupada en asistir a su marido, se viera obligada a dejar a sus hijos al cuidado de familiares. Rolando fue a vivir con sus abuelos maternos en Tandil, donde permaneció hasta los cinco años.

La imagen del documento de Rolando Máximo Pacholczuk

Raquel estaba nuevamente embarazada cuando, a mediados de 1971, Máximo resultó víctima de un extraño accidente automovilístico que, al menos para la familia, nunca logró ser aclarado: su cuerpo exhibía extraños golpes en la cabeza que nunca pudieron ser explicados por los forenses, mientras que los otros tres ocupantes del vehículo resultaron ilesos. A poco de aquella tragedia, Raquel tuvo a su tercer hijo, Héctor Reynaldo, que nació el 12 de septiembre de ese año. Así, enfrentó la situación en medio de un severo cuadro depresivo. En un primer momento intentó probar suerte en La Plata, donde vivía su hermana menor Nuriet Mercier Haagen. Todo lo anterior hizo que Rolando y sus hermanos tuvieran una infancia con grandes carencias y dificultades, que incluyó además de estadías prolongadas en casas de parientes, colegios pupilos y hasta en un instituto de menores.

En busca de salir a flote, Raquel se mudó con sus hijos a La Plata donde vivía su hermana mayor Neubvied Narcel, a la que todos llamaban Chichell. Trabajó un tiempo como empleada doméstica pero su salud se resintió y terminó internada. Después de algún tiempo en que vivieron solos, Rolando y Sergio fueron a parar a un reformatorio en Olmos, donde permanecieron cuatro años, mientras que Héctor fue llevado a la Casa Cuna.

Mudanza a La Plata

Una vez recompuesta, Raquel recuperó a sus hijos y regresó a Mar del Plata. Cuando Rolando ingresaba a la adolescencia quiso volver a vivir a La Plata para poder estudiar. Soñaba con ser contador como su papá. Se mudó al departamento de la tía...

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