Las pérdidas y sus huellas definitivas

Dos hermanos, distanciados por muchos años, se reencuentran para cumplir la última voluntad de su padre muerto: arrojar sus cenizas en el denominado "estadio de arena", una playa de Uruguay donde pasaron muchos veranos jugando al fútbol. En apretada síntesis, ésta es la base de la pieza El estadio de arena, de Patricio Abadi, que hoy se estrena en el Teatro Sarmiento. El elenco está integrado por Santiago Gobernori, Pablo Seijo y Marina Glezer. La dirección es del mismo Abadi.Es un texto de una profunda sensibilidad que el autor de piezas, como Taller mecánico, La poeta y su novia actriz y La comedia del fútbol, entre otras, nunca había llevado a escena. Escrita en 2007, la obra recibió el primer premio del concurso anual de dramaturgia del Fondo Nacional de las Artes y su escritura estuvo supervisada por Mauricio Kartun.Ligado al teatro desde los 17 años, Patricio Abadi descubrió ese mundo mientras cursaba la escuela secundaria. "Tenía una conducta insoportable -recuerda-, una colección de amonestaciones y apercibimientos. Ahí me sugirieron sumarme a un grupo de teatro que conducía, dentro del colegio, el poeta Javier Aduriz. Fue un buen movimiento para poder canalizar algunas manifestaciones de mi temperamento que encontraron más contención en el teatro que dentro de un aula. Al terminar la escuela, comencé con Julio Molina, que fue mi primer maestro, y al poco tiempo conocí a Carlos Belloso, un artista múltiple, que tuvo la generosidad de enseñarme el oficio desde la práctica misma. Entré al teatro por la ventana y ya nunca más salí de este laberinto encantado, cuyos pasadizos a veces me encuentran escribiendo, otras dirigiendo, dando clases, actuando o llevando adelante un espacio de arte, como Onírico", dice, en referencia al que es su centro de actividad en las últimas temporadas.-¿Cómo surgió esta pieza que, por momentos, parecería tener rasgos autobiográficos?El estadio de arena surgió en el marco del Conservatorio. Es una obra en homenaje a mi padre y mi hermano. Tuve la dicha de contar con la supervisión de Kartun. Conocer a Mauricio fue un punto de inflexión en mi camino. Me hizo creer en la posibilidad de una poética personal. Su manera de habitar el teatro, una suerte de ideología sin manifiestos, una manera de enseñar generosa, creativa y humana. Mauricio es un gran maestro...

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