Osvaldo Lamborghini: de la vanguardia literaria a la furia plástica

BARCELONA.- La salvaje y exigua obra que publicó en vida: El fiord (1969), Sebregondi retrocede (1973) y Poemas (1980), junto a las ediciones póstumas Novelas y cuentos (1988) y la incompleta Tadeys (1994), tanto a cualquier intento de canonización como al temerario o incauto epígono que se arriesgue a seguir su senda minada. Seguirá ahí justificando de algún modo el mito de Osvaldo Lamborghini (Buenos Aires, 1940-Barcelona, 1985), el hermano menor del consagrado poeta Leónidas, el escritor maldito por antonomasia, secreto y de culto.

Leyenda a la que buenamente ha contribuido César Aira, en su explícito papel de albacea y vindicador, pero que se sostiene sola con "la radicalidad de un estilo inigualable, quizás el más virtuoso y cruel que haya dado la literatura en español en mucho tiempo", en palabras de Alan Pauls.

Para no citar a grandes como Leopoldo Marechal, que dijo en su día de El fiord: "Es perfecto. Una esfera. Lástima que sea una esfera de mierda", o el chileno Roberto Bolaño, quien se acercaba a la "insoportable" Tadeys para leer un par de páginas cada vez sólo las noches en las que se sentía "particularmente valiente".

Lo cierto es que la exposición Teatro Proletario de Cámara, inaugurada ayer y que seguirá hasta el próximo 31 de mayo en el Museu d'Art Contemporani de Barcelona, sobre la inclasificable y feroz obra gráfica de Osvaldo Lamborghini, sin contradecir el mito o la leyenda, obliga a repensar el legado del escritor maldito desde otra perspectiva. La de un revulsivo artista plástico, además de narrador y poeta.

La muestra reúne más de medio millar de perturbadores y violentos originales, hasta ahora desconocidos, entre collages fotográficos, autoediciones, ensamblados e intervenciones artesanales en diversos soportes y técnicas que permanecían ocultos en el archivo del escritor, todos ellos realizados en los años de su exilio barcelonés, desde 1981 hasta su muerte, a los 45 años, a raíz de un infarto, en 1985. Años en lo que se sabe Lamborghini intentó integrarse a la vida cultural y literaria barcelonesa -frecuentó a Marcelo Cohen, al filósofo Eugenio Trías y a narradores locales como Cristina Fernández Cubas o Enrique Vila-Matas-, pero en los que se fue autoexcluyendo cada vez más -puede que desengañado por los rechazos editoriales o quizás asqueado del provincianismo de una ciudad que ya comenzaba a fraguar su frívola transformación urbana de las futuras Olimpíadas- hasta recluirse por completo durante los últimos...

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