Oscar Araiz, entre estrenos y reposiciones

"Hay períodos en que mi trabajo se concentra en búsquedas y en docencia; otros, en cambio, en los que la actividad me pone «afuera», en escenarios o en el mapa. Mi momento actual es uno de estos últimos." Así se expresa Oscar Araiz, acaso el coreógrafo argentino de mayor trascendencia internacional; bastaría reparar con qué firmas compartió un programa reciente del Ballet del Sodre, de Montevideo, para advertir en qué niveles es estimada su producción: junto a su proverbial versión de La consagración de la primavera , de Stravinsky, el grupo que dirige Julio Bocca ofreció una pieza de Jiri Kylian y otra de William Forsythe. Las otras incursiones en meridianos distantes fueron en Francia, donde montó dos piezas suyas ( Rapsodia y Adagietto ) con el Ballet Nice Méditerranée, y en Brasil, por un ferviente homenaje que le tributaron en Belo Horizonte.Pero también está el "afuera" local, el que lo arranca de la investigación y la enseñanza en la Universidad de San Martín (Unsam) para comparecer, en escenarios porteños, ante el público. Desde esta semana, en efecto, el Grupo de Danza de la Unsam se presentará en dos escenarios de calle Corrientes con sendos espectáculos concebidos por su director. El primero de ellos será los jueves, a partir de hoy, en el Centro Cultural de la Cooperación (compartido con Piezas , de Alba Virgilio y Andrés Molina), y depara el estreno formal de Pulsos , mientras que el segundo arrancará mañana en el Rojas, donde los jóvenes de la Unsam darán a conocer Sonidos negros y exhumarán Noche de ronda , estrenada hace 15 años por el Ballet Contemporáneo del San Martín, cuando Araiz lo dirigía." Pulsos comenzó como un trabajo de investigación de los alumnos de Artes del espectáculo de la Unsam, una carrera que a partir del año próximo tendrá rango de licenciatura", cuenta el coreógrafo, y puntualiza que el trabajo lo asumieron alumnos que dominan la técnica del malambo. De resultas de lo cual "la pieza fue hecha entre todos". Como banda sonora eligió una ópera de John Adams, Nixon in China , uno de cuyos pasajes instrumentales suena pleno de ritmo. "Fue un proceso largo, delicado, profundo -agrega-, con nueve bailarines, aunque al Festival de Danza Contemporánea de Argelia llevamos una versión para seis (allí ganamos un premio importante). No se cuenta nada; es obra de atmósferas, generadas por la luz y el vestuario de...

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