Orquesta del Maggio Musicale Fiorentino

Dirección : Zubin Mehta / Programa : Obras de Mozart, Bruckner, Beethoven, Ginastera y Dvorak en dos conciertos (martes 14 y miércoles 15) / Organiza: Mozarteum Argentino / Sala: Teatro Colón. Nuestra opinión: excelenteLos dos conciertos ofrecidos por la Orquesta del Maggio Musicale Fiorentino con la batuta de Zubin Mehta se constituyeron en ejemplos rotundos del arte de la interpretación y del virtuosismo de un organismo sinfónico en su más jerarquizado nivel. Con los programas ofrecidos, surgieron con naturalidad las virtudes del director, sobre todo a partir del Mozart de la última sinfonía, la K 551 Júpiter , con toda esa sabiduría del genio en su apogeo. Y una vez más, cuando se escucha la Júpiter se reitera uno de los misterios de la naturaleza en la mente de Mozart; por qué razón el niño Mozart en su primera sinfonía utilizó un tema ascendente de varias notas que muchos años después volvió a reiterar en esta última sinfonía. El misterio congela la sangre.Y en el primer concierto de Mehta en el Colón -que presentó el Mozarteum el martes- se escuchó una maravillosa versión de la Sinfonía Nº 4 de Bruckner, ofrecida con refinamiento y en perfecto estilo germano, provocando lógico júbilo del público, que brindó una muestra elocuente de haber comprendido la obra y de haber valorado el rendimiento de la orquesta italiana.Como agregado volvió Mozart a ser reverenciado con la diáfana obertura de Las bodas de Fígaro en una versión que provocó delirio, tanto como para un agregado más; el Intermezzo de Manon Lescaut de Puccini, expresada por Mehta y la orquesta con tanta exquisitez y emotividad que fue inevitable un lagrimón desde el corazón.Pero faltaba la experiencia del segundo concierto -anteanoche-, en el cual se desarrolló un programa conformado por la Octava sinfonía de Beethoven, Variaciones concertantes de Ginastera y la Sinfonía Nº 9 Del nuevo mundo de Dvorak, que resultó ser una selección atractiva para un público renovado.Precisamente después del aplauso de recibimiento a Mehta, se escuchó una espléndida versión de la sinfonía de Beethoven, delicada y rítmica. Y en ella brilló a gran altura el conjunto instrumental de un modo generalizado, tanto que sería injusto señalar algún sector por sobre otro, y mucho menos alguna individualidad, porque...

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