Orquesta Filarmónica de Buenos Aires

Al escuchar las cinco piezas para orquesta E Sarà... de Gerardo Gandini, dadas a conocer en 1976 -y de la que existe una similar para piano, como bien señaló Pablo Gianera en los textos del programa-, se recordó aquella frase de Giuseppe Verdi: "Retornemos a lo antiguo y será un progreso". En efecto, se pudo ratificar que el autor pertenece al más valioso núcleo de compositores americanos porque su obra, nuevamente juzgada, mostró la coherencia de sus ideas musicales a través de una muy prolija ejecución de la orquesta y de la clarísima batuta de Guillermo Scarabino.Luego se valoró el siempre sugerente concierto para piano de Maurice Ravel con Sergio Tiempo como solista, que se encuentra sin duda en un momento ideal de su carrera. Y fueron varios los aciertos que jerarquizaron su versión de la maravillosa partitura, entre los que cabe destacar la ausencia de aparatosidad y amaneramiento, buscando una perfecta amalgama del piano con los sonidos orquestales.En este sentido, fue un momento conmovedor el hermoso adagio assai con el largo pasaje inicial del segundo movimiento, solo de piano lejano, poético y placentero. Y también por los sonidos cautivantes logrados por las maderas, vientos, el arpa y el quinteto de cuerdas que se amalgamaron con inspirado lirismo. La magia genial de Ravel, mago del arte de la orquestación, alcanza en esta composición una de sus más altas expresiones y todos los...

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