Omar Narváez: 'Subir al ring es el mejor homenaje para mi padre'

Un señor del ring, eso es. Un personaje elegante y querible, también. Un talento sobre el tapiz de cinco metros por seis, admirado desde esa frontera, y respetado sin ella. Un gladiador en envase pequeño y sólido, de apenas 1,60m de altura y 52 kilos, capaz de sostener sobre sí los embates que la vida no avizora. Un enano frágil a simple vista, pero vigoroso en su fondo. De él parte un hombre que primero piensa, y luego pone en marcha sus palabras. "Si Dios te pone estas cosas en el camino, por algo será. Hay que tratar de ser lo más fuerte posible y seguir para adelante... Tengo un dolor terrible que ninguna palabra alcanza a explicar lo que se siente", cuenta a LA NACION Omar Narváez, mientras sus ojos se reflejan en el espejo del dolor de su alma, todavía afligido por el fallecimiento de Estanislao, su padre, el pasado martes, de manera abrupta.El Huracán de Trelew transita el crepúsculo de su carrera sin que los rayos del sol mitiguen su brillo. Hoy, a los 37 años y a horas de haber sufrido uno de los golpes más duros de su vida, volverá a levantar la guardia sobre el ring del Luna Park. Defenderá por quinta vez la corona mundial supermosca OMB, frente al mexicano Johnny González (51,550 kg). El puertorriqueño Roberto Ramirez (h.) será el árbitro de la contienda, mientras que los jurados serán David Singh, de Panamá; Ramon Cerdán, de Argentina, y Roberto Ramírez.¿De dónde sacás fuerzas, Omar?- No sé, pero estoy enchufadísimo. Dicen que lo que no te mata te fortalece. Algo de eso me está pasando.¿Pelear en este momento especial fue una decisión tuya?- A pesar del momento, siempre me sentí con las fuerzas necesarias para pelear. Subir al ring y pelear es el mejor homenaje que puedo hacerle a mi padre. Mi viejo siempre nos apoyó en esto y así lo hubiese deseado.Si algo caracteriza a esta defensa del cetro que Narváez obtuvo al vencer al nicaragüense Evert Briceño, en 2010, es su condición de pelea de transición, de simple paso en la búsqueda de mejores oponentes. Pero esa situación, que encerraba un peligro posible por las características del retador García, se tornó muy especial por las circunstancias que obligaron a la reprogramación. "Con 37 años me siento como a los 26; con la velocidad de siempre, pero más potente. Tengo fuerzas e hilo en el carretel para rato", asegura Omar, mientras posa para la foto.Después de fracasar en su incursión entre los gallos, cuando perdió con el filipino Nonito Donaire hace un año, Omar volverá al legendario...

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