El odio, excusa para mutilar la libertad

El kirchnerismo es diestro en ocultar sus peores intenciones con los más dulces envoltorios. La subordinación de los jueces es la democratización de la Justicia; el discurso único, la pluralidad de voces; la revancha contra el sector agropecuario, la soberanía alimentaria. Muchos -entre ellos, algunos militantes de la "antigrieta"- sucumben a ese encantamiento para descubrir muy tarde que fueron estafados. Lo llamativo es que vuelven una y otra vez a tropezar con la misma piedra, como si no tuvieran memoria.

Hace tiempo que desde el gobierno nacional y otros sectores del oficialismo se señala la necesidad de combatir los discursos de odio, pero luego de que Fernando Sabag Montiel apuntó un arma contra Cristina Kirchner, la campaña se ha intensificado . La explicación es sencilla: a las pocas horas del hecho, repudiado inmediatamente y en los términos más categóricos por todo el arco político, los dirigentes kirchneristas, sin excepción -incluido el Presidente en su lamentable discurso por cadena nacional-, emitían el mismo mensaje: que los autores mediatos del atentado eran la oposición, el periodismo y la Justicia, por haber incitado al odio. El relato fue monolítico en diputados, senadores, gobernadores, intendentes y otras figuras del oficialismo, quienes han concluido en que es imprescindible sancionar una ley del odio. Para advertir cuál es su verdadero propósito, basta con indicar que una norma de ese tipo rige desde hace unos años en Venezuela. Según Nicolás Maduro, la ley ha permitido que en su país se desterrara el odio. Ahora todo es concordia y felicidad . En términos peronistas, la comunidad organizada.

No hace falta ser muy perspicaz para comprender que lo que pretende el kirchnerismo es acallar las voces críticas . Los países democráticos suelen sancionar los discursos de odio, pero se trata de situaciones excepcionalísimas en las que hay, por ejemplo, un contenido racista o de incitación a la violencia. Nuestro ordenamiento jurídico ya prevé la ilicitud de esas expresiones. Pero bajo ese ropaje se quiere, en verdad, prohibir la crítica vehemente de ideas y creencias, lo que es violatorio de la libertad de expresión. Esas críticas a veces pueden provocar la ofensa o el malestar de las personas que sostienen las ideas o creencias rechazadas. Mala suerte para ellas. Es el precio de vivir en libertad.

Por lo demás, el "odio" que reprueba el kirchnerismo siempre es el del otro. Podríamos llenar varias páginas de frases de algunos...

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