El ocaso de la escuela estatal

La pérdida de prestigio de nuestra escuela estatal y el consecuente vuelco de la inscripción del alumnado primario y secundario en establecimientos de enseñanza privados constituyen una realidad que se viene perfilando desde hace décadas y que se ha acentuado en el siglo XXI. Las cifras al respecto son elocuentes: entre los años 1994 y 2010, 850.000 alumnos más se inscribieron en escuelas particulares; de ellos el 60 por ciento lo hizo en esta centuria.El porqué de este alejamiento de la población escolar ha sido analizado por diversos tratadistas. Las conclusiones acerca de las razones que han determinado esa decisión se vinculan con los frecuentes paros de carácter gremial de la docencia a causa de reclamos salariales que, junto con el mayor ausentismo de los maestros, crean severas dificultades en los hogares donde ambos padres trabajan y, también, porque mucho preocupan la indisciplina y violencia, y el riesgo de la droga.Desde luego, esta síntesis no debe llevar a una falsa generalización. No se trata de todas las escuelas estatales, sino de algunas. Con acierto se ha afirmado que los padres han perdido la confianza que antes depositaban en la escuela estatal y por eso recurren hoy a la oferta educativa privada si pueden hacerlo.El pasado de la escuela oficial, que llenó de orgullo a nuestro país, se sitúa en el tiempo de nuestra organización nacional y tuvo como punto de partida formal la memorable ley 1420, sancionada en 1884, en una época en que era prioritario encarar objetivos de alfabetización e integración, en el contexto de una sociedad que iba creciendo a...

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