Como nunca antes, los jóvenes tienen en la mano el destino del país

LONDRES.- A mediodía, el parking de Mecca Bingo de Leyton, en las afueras de Londres, no es uno de los lugares más atractivos del mundo: un largo hangar de zinc, animado únicamente por cinco letras multicolores consteladas de estrellas, que forman el nombre de la principal cadena británica de casinos para pobres. Máquinas tragamonedas, lotería y rueda de la fortuna todos los días -sin interrupción de 11 a 22- reciben tanto a jubilados como a jóvenes sin empleo, todos con la esperanza de dejar atrás esa vida sin horizontes.

A sólo 10 kilómetros de Londres, ese suburbio obrero parece encontrarse a miles de años luz de la opulenta capital británica. En la vasta explanada del parking, atrapado entre un guardamuebles y una hilera de modestas casitas de ladrillo, Millie Bother, de 71 años, sale con dificultad de su antiguo Peugeot 106 rojo metalizado.

¿El referéndum del 23 de junio sobre Europa? Millie ya tomó su decisión; será out.

"¿Por qué otros países tienen que imponernos sus leyes?", dice sin una sombra de duda esa empleada de bar jubilada. "Mi marido es chatarrero y ahora tiene que pagar una licencia de 1000 libras (1300 euros) para trabajar."

¿Es realmente culpa de la UE? La verdad, no está muy segura. Pero lo supone, "porque antes no era así". Y además están los inmigrantes, "que ocupan nuestras casas y hacen subir los alquileres a tal punto que nuestros nietos no encuentran dónde vivir", dice esta "británica pura", nacida y criada en Brighton.

Junto a ella, su hijo William, de 23 años, empleado de la sucursal local del banco Barclays, la mira con condescendencia: "Mis padres no quieren entender que estaremos mucho peor que antes si dejamos la UE. Hace meses que trato de explicarles, pero es inútil", se lamenta.

Todas las encuestas lo confirman: la edad es directamente proporcional a la eurofobia de los británicos. El nivel de educación, por su parte, es proporcional a la eurofilia. Sólo el 15% de los diplomados universitarios quieren dejar la UE, contra el 55% de personas sin calificación.

Como Millie y William, jóvenes y viejos se enfrentan categóricamente respecto de la cuestión: más de dos tercios de los que tienen entre 18 y 25 años quieren seguir siendo europeos, mientras que una proporción equivalente de mayores de 65 años quieren el Brexit.

"Lo sabemos desde hace tiempo: este referéndum ha sido una batalla entre diplomados y gente poco calificada. Pero sobre todo es una batalla entre viejos y jóvenes"...

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