¿Qué hay de nuevo, viejo?

Hollywood puede jugar hasta con los temas más serios. Al fin y al cabo, es la capital mundial del entretenimiento. Por eso, el mayor dilema al que se enfrenta en estos tiempos también puede quedar a la vista por estos días en las vidrieras y los estantes de las jugueterías de cualquier ciudad importante del mundo. Allí, junto a un sinfín de productos de merchandising instalados desde hace años en el reconocimiento familiar, empieza a acomodarse un puñado de elementos que, con el mismo objetivo, acompaña uno de los lanzamientos más importantes de los próximos meses. Al lado de Buzz Lightyear y las princesas de Disney asoman ahora los personajes de Intensa-mente, la producción de Pixar que llega a los cines argentinos el 18 de este mes.

Intensa-mente tuvo su presentación mundial el 18 de mayo en la alfombra roja de Cannes y lo primero que destacó la prensa instalada en la capital mundial del cine fue la originalidad de la propuesta, a contramano (según una opinión casi unánime) de la epidemia de secuelas, remakes y nuevas versiones de viejos clásicos que Hollywood vive desde hace años. El cuadro, lejos de preocupar, tiene características benignas desde la perspectiva hollywoodense. Y un contagio masivo: en IMDB.com, la gigantesca base de datos que funciona como imprescindible fuente de consulta para expertos y legos, se mencionan de aquí a 2020 nada menos que 253 títulos. Aunque no todos terminen convirtiéndose en realidad, la cifra es descomunal. Y plantea una encrucijada que el lanzamiento de Intensa-mente expresa como nadie.

Esta película, después de mucho tiempo, recupera el espíritu original e innovador de ese gran estudio de animación llamado Pixar, una de cuyas características siempre fue apostar por lo nuevo como motor de su espíritu creativo. Ese impulso quedó atenuado, al menos en los papeles y en la impresión generalizada del público, desde que Pixar (unida a Disney desde 2006) comenzó a darle preferencia a las continuaciones de sus títulos más conocidos en vez de insistir con las exitosas ideas originales del pasado.

Esta nueva tendencia no debería interpretarse de manera lineal. Recurrir a una secuela puede entregar resultados tan maravillosos como la aparición de una obra maestra como Toy Story 3, tal vez la mejor película de los 20 años de Pixar. Pero al mismo tiempo no deja de plantear más de una inquietud, sobre todo si aparece como expresión más visible del comportamiento de toda la industria de Hollywood, cuyo poder real y...

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