El nuevo centro de gravedad del poder

Axel Kicillof con Alberto Fernández

"Nosotros con Cristina aportamos el 80 % de los votos del Frente de Todos . Por eso es lógico que tengamos esa cuota de incidencia en las decisiones de la coalición. Además, la suerte del Gobierno se juega en la provincia. Si acá se desborda la situación, no hay manera de que la Nación resista. Por eso si bien el que decide en última instancia es Alberto, presta mucha atención a nuestra postura"

El planteo que desgrana uno de los principales referentes del FdT sintetiza la profunda mutación que se está produciendo en la coalición gobernante desde que en diciembre la vicepresidenta hizo su discurso en el estadio Único. En los pasillos de la administración de La Plata se percibe una vaga noción de cogobierno con la Casa Rosada. También una percepción de que se viene produciendo un traslado del centro de gravedad del poder , de Balcarce 50 a la calle 6, entre 51 y 53. El dinamismo y la voracidad con los que se mueve el kirchnerismo en la Provincia bajo el impulso de Cristina Kirchner contrastan con el desgaste y el desánimo que cunde en los despachos de la Casa de Gobierno que rodean al Presidente.

Una parábola gastronómica ilustra fielmente ese recorrido. El gobernador Axel Kicillof , bastonero del grupo, es el anfitrión cada dos semanas en la sede de la Gobernación de la mesa de los lunes, que reúne a Máximo Kirchner, Sergio Massa, Wado de Pedro y Gabriel Katopodis, más algún invitado ocasional. El objetivo declarado es trabajar en una estrategia electoral unificada y cohesionar al FdT, aunque en la tarea muchas veces surjan líneas que se rozan con el gobierno nacional. La consolidación de estos encuentros se produjo al mismo tiempo que se diluía la mesa de los martes, que reunía regularmente en Olivos a Alberto Fernández, Santiago Cafiero , Massa, Máximo y Wado. El menú bonaerense ahora es más tentador.

Kicillof, ayer junto con Máximo Kirchner y Luana Volnovich

La llamativa sintonía de Massa con Kicillof, a pesar de sus diferencias ideológicas, ilustra ese atractivo. También contrasta con cierta frialdad entre Kicillof y Máximo, producto de la desconfianza del camporismo hacia el gobernador , de ciertos cuestionamientos a su gestión y de su escasa empatía con los intendentes, los movimientos sociales y el PJ. Nunca lo admitirá en público, pero Massa -rastreador entrenado de los nidos de poder- luce algo agotado de los vaivenes presidenciales y alimenta su ilusión en la sintonía generacional que siente con los comensales bonaerenses. Cristina, en cambio, nunca le levantó la interdicción. Se nota que es más veterana.

Habita también en esas tertulias un tridente aspiracional para 2023 -Máximo, Massa, Kicillof - que intenta instalar su propia lectura de los resultados electorales de noviembre. Un eventual triunfo en la Provincia sería otra vez la llave de...

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