Una nueva ofensiva contra el campo

Pese a todos los argumentos debidamente fundados sobre la irracionalidad e injusticia de las retenciones, y de las gestiones de diálogo por parte de las entidades gremiales de los productores, tardíamente atendidas por las autoridades del área, el Gobierno ha vuelto a aumentar ese tributo sobre la soja. Ahora es del 33%, que se sumará a otro tanto por Ganancias y diferentes gabelas de orden general: Ingresos Brutos, impuestos inmobiliarios y al cheque, tasas municipales y demás.No hay otra actividad gravada de igual manera en la Argentina como la que afecta a las actividades agropecuarias. Tampoco hay sociedad que soporte la presión fiscal general de la severidad que sufre la nuestra. La excentricidad de las retenciones al campo es tal que apenas se aplica en otros tres países más en el mundo. Solo por retenciones a la soja, de cada tres camiones que salen de los campos uno es para el Gobierno. Al sumar la totalidad de los gravámenes, el Estado se queda con una parte descomunal de la renta, pero sin participar de las pérdidas, que son cada vez más frecuentes. Eso sin contar los giros violentos en la dirección económica y financiera del país, que han llevado a varias importantes y casi centenarias empresas, como Vicentín, a situaciones extremas.Voracidad estatal injustificable e inagotable. Siempre más y más exacciones para afrontar lo que no puede ni debe. Es una voracidad con sustento explicativo en la exorbitancia del gasto público. En la magnitud de la planta de empleados estatales, que no ha dejado de crecer en los últimos años en el Estado, las provincias y los municipios. En la falta de relación entre el número de aportantes al sistema jubilatorio y el número creciente de quienes se hallan efectivamente en retiro. Agréguese a eso una economía en negro de dimensión descomunal y se tendrá el cuadro pavoroso que subyace en la decisión gubernamental de volver a esquilmar al sector de mayor productividad -más empeño, más creatividad, más innovación- de la economía argentina. ¿Sobre qué demostración específica y concreta basa el Presidente la voluntad anunciada de querer al campo como socio estratégico?Los agitadores profesionales sin ejercicio de oficio o profesión reconocidos y que fomentan la permanente agresión ideológica contra el campo no saben siquiera que la venta de tierras en la Argentina se encuentra tan paralizada como la de otros bienes inmobiliarios. Y cuando aquellas se realizan, quienes las adquieren son en general gentes...

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