Una nueva Libia

Después de 42 años de brutal autoritarismo, Libia comienza a soñar ahora con un futuro distinto. Luego del bárbaro baño de sangre, la esperanza de un pueblo apunta a construir un futuro más digno y libre de Muammar Khadafy.Los lineamientos emanados del llamado Consejo Nacional de Transición sugieren que habrá un mínimo de pluralismo político, enmarcado en el respeto por las libertades civiles y los derechos humanos de la gente, y con un componente islámico moderado, presumiblemente a la manera del modelo diseñado para Turquía por el gobierno de Recep Tayyip Erdogan, cuya diplomacia ha estado muy activa, materializando un fuerte apoyo financiero y político a los rebeldes.Sin el apoyo turco, el consejo transitorio no habría podido siquiera pagar los sueldos de su pequeña administración. Hace pocas horas, su activo canciller, Ahmet Davutoglu, estuvo reunido personalmente con los más altos representantes políticos de los insurrectos, en la propia ciudad de Benghazi; ratificó así el compromiso de su país con el futuro de Libia.Para la OTAN, se trata de un trabajoso triunfo, particularmente porque tiene el deber de proveer una indispensable protección a los civiles inocentes, pese a que no contó con todos los medios que se habían anticipado y a que países como Alemania y Polonia no participaron en las misiones aéreas sobre Libia. Lo ideal ahora sería que la seguridad en Libia pudiera ser lo más rápido posible una responsabilidad de los libios, a los que seguramente se deberá ayudar desde la ONU con entrenamiento, expertos policiales y técnicos en las distintas áreas que tienen que ver con la seguridad personal. Desde el aire se debería, al menos por un tiempo, controlar lo que sucede en tierra, al menos...

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