Una nueva era en la Corte Suprema

Algo subyacente, casi imperceptible, está sucediendo en la Corte Suprema de Justicia y puede significar un cambio profundo y definitivo. Ese tribunal, la máxima instancia judicial del país, tiene como función elemental revisar la constitucionalidad de las decisiones de los otros dos poderes del Estado (el Ejecutivo y el Legislativo) y de los jueces de instancias inferiores. Es el tribunal, en definitiva, que interpreta de manera inapelable si la nación política respeta -o no- su Constitución, que es a su vez el único contrato unánime de los argentinos. Lo hace con grandes o con pequeñas sentencias, crea jurisprudencia, resguarda las garantías constitucionales y ordena el a veces desordenado territorio de la política. Por eso es importante cómo se conduce ese tribunal y quién o quiénes lo conducen.

El actual presidente de la Corte Suprema, Carlos Rosenkrantz , terminará su actual mandato de tres años con el último día de septiembre. Otra elección, menos bulliciosa y más austera que la legislativa, está ocurriendo en la cima misma del Poder Judicial. La probabilidad más grande es que el juez Horacio Rosatti suceda a Rosenkrantz como presidente de la Corte, aunque ninguna elección está terminada hasta que la votación no ha concluido. Es así aunque los votantes sean solo cinco, como es el caso de la Corte. Rosatti fue constituyente en el 94. Sus amigos subrayan su apego al espíritu y a la letra de la Constitución. ¿Es necesario hacerlo? "Hubo una campaña en los últimos días para mostrarlo como antiliberal", contestan. La votación sucederá dentro de los próximos diez días. La primera certeza es que el expresidente de la Corte Ricardo Lorenzetti, que aspiraba a un nuevo mandato al frente del tribunal, no volverá a liderarlo. Lorenzetti fue el último presidente de la Corte con un inmenso poder dentro de la Justicia, ya sea porque administraba los tiempos de la Corte o por su influencia en los jueces de los tribunales inferiores, sobre todo los de la Justicia Federal de Comodoro Py.

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Al revés, a Rosenkrantz le tocó presidir una Corte en la que las decisiones fueron siempre consensuadas. A muchos les pareció que Rosenkrantz era solo un paréntesis entre dos liderazgos fuertes. Tal vez entre dos liderazgos del propio Lorenzetti. No será así. Si fuera Rosatti el nuevo presidente de la Corte o en el caso menos probable de una...

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