Noventa días de un ministro desdibujado: más cerca de sumarse al elenco que de ser protagonista

Se intensificaron los límites a la compra de dólares, se establecieron trabas a las importaciones y restricciones al giro de utilidades, se inició una embestida contra YPF, se anunció -luego se postergó- una quita de subsidios a los servicios públicos, y hasta se avanzó con la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central. Transcurrieron apenas 90 días desde que comenzó la segunda administración de Cristina Kirchner y, sin embargo, la toma decisiones económicas parece haber adoptado un ritmo frenético.En sólo tres meses, la agenda fue prácticamente copada por una pluralidad de temas económicos, aun a pesar de que nadie pareciera tener las riendas totales de la economía. Al menos son pocas las acciones de política económica que pueden ser directamente atribuibles al ministro Hernán Lorenzino, quien además de haber festejado sus 40 años el pasado 5 de marzo, cumplió ayer tres meses en el cargo.En lo que va de su gestión, el ministro pareciera haber adoptado un rol secundario (o claramente no protagonista) en la toma de decisiones económicas, en línea con lo que venía sucediendo con sus antecesores desde Felisa Miceli, pasando por Miguel Peirano, Martín Lousteau, el poco recordado Carlos Fernández e incluso Amado Boudou, quien hacia el final de su mandato y en plena carrera por la vicepresidencia pudo, sin embargo, despuntar su amor por las cámaras y los micrófonos."[Roberto] Lavagna fue el último ministro omnipresente", opina un economista, que pasó por la función pública en la era K. "El derrotero Lavagna-Boudou es una secuencia donde la figura del ministro se va desdibujando cada vez más. Hoy no lo veo opinando si quiera de temas relevantes.""A cualquiera le hubiera tocado un rol así", dijo otro economista, que también tiene diálogo con Lorenzino. "Es una tendencia que viene hace tiempo. Después de Lavagna, el ministro de Economía fue Néstor Kirchner, y Lorenzino maneja un área que desde entonces no tiene relevancia. Menos hoy, que no hay visión política de financiarse en los mercados ni de terminar de resolver las cuestiones pendientes. Ahí es donde pierde. Es un secretario de Finanzas con una secretaría devaluada y rango de ministro".Más que un ministerio acéfalo, no obstante, muchos coinciden en señalar a Economía como un monstruo de 1000 cabezas. Lorenzino es responsable de un equipo que, paradójicamente, no le responde a él, por lo menos, no en su mayoría. De las seis secretarías que tiene a su cargo, sólo dos están ocupadas por hombres que cumplen...

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