Dónde se nota la mano de Bauza en la refundación de la selección

La riqueza que tiene la Argentina para ametrallar en el último tramo de la cancha impedirá que el equipo adquiera un perfil defensivo. El ingenio, la creatividad y el bombardeo de sus atacantes, con el liderazgo de Lionel Messi, siempre va a orientar al equipo con la vista en el arco de enfrente. Edgardo Bauza no estafa a nadie: diseña equipos que juegan según las necesidades de cada partido, las dificultades del rival y accesorios de la competencia. Su selección nunca va a apoyarse únicamente en sus posibilidades ni va a independizarse del adversario. ¿Incompatibles? No. Sí, requiere consenso. El mix probablemente arroje una propuesta pragmática, con ráfagas que combinen deleite y angustia. El clásico ante Uruguay, es cierto que atravesado por la expulsión de Dybala, entregó algunos síntomas. Probablemente la identidad sea difusa atendiendo tantas circunstancias externas. Examen para el entrenador: si el planteo propio siempre depende de lo que haga el oponente, difícilmente se afirmen las convicciones.

Ganar borra de inmediato las huellas de lo que no se quiere recordar. Juran que el triunfo lo arregla todo?.., pero no es cierto y merece analizarse. Bauza decidió intervenir poco para que la transición entre él y Gerardo Martino no le sumase otra preocupación a la selección. Pero su mano ya quedó a la vista. ¿En qué rasgos del equipo se advirtió el cambio de entrenador?

Puro pragmatismo

Cada vez que el riesgo aceche a la selección, Bauza se sentirá más cómodo abrazándose a los recaudos. Será más él. Entonces, el equipo buscará refugio en el orden. O en el equilibrio, palabra fetiche para Patón. El primer cambio en su vida como entrenador de la selección fue Alario por Pratto. ¿Un cambio persuadido o para cuidarse de los dardos de la crítica? Nadie lo podría acusar de defensivo, porque aún estando en desventaja numérica sustituyó 9 por 9.

La lectura no puede ser tan lineal: entró Alario, pero cubierto de obligaciones defensivas. Debió sumarse a la segunda línea de cuatro como un N°8 que retrocedió a colaborar hasta la línea de fondo. Después, si podía atacar, nada lo ataba, pero no era su prioridad. ¿Por qué no ingresó entonces Augusto Fernández o Banega? Sin Pratto, Bauza no iba a perder centímetros frente al cañoneo aéreo que podía desatar Uruguay en el cierre del clásico. Desde el envase, Bauza cuidó las formas. Pero el objetivo real fue evidente.

Con Bauza habrá que adaptarse a su utilitarismo. A una selección con múltiples partituras y...

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