La nostalgia patológica: extrañarlo a Moreno

Hay un karma recurrente en la historia económica argentina, que se vuelve visible justo cuando parece que la cosa no puede complicarse más. Consiste en la nostalgia patológica. Le pasa a más de un operador de comercio exterior por estos días: se lo extraña al secretario Guillermo Moreno.Moreno fue quien llevó al paroxismo una herramienta creada por la AFIP para conocer en detalle quién importa qué cosa y con qué fin comercial (o sea, quién fugaba divisas del país), es decir, las DJAI: un mecanismo informativo (cualquier reminiscencia con las 32 preguntas al turista aéreo es una casualidad) que le serviría al Estado planificador para generar los necesarios procesos de industrialización y sustitución de importaciones.Moreno tomó las DJAI y las utilizó para darle al Estado la administración plena de la planificación productiva de toda empresa que necesitara importar para fabricar.Atención, sería un error decir que las DJAI son una herramienta discriminatoria. De hecho, a diferencia de las licencias no automáticas previas de importación (instrumento aceptado por la OMC) las DJAI son universales: abarcan desde medicamentos oncológicos hasta rulemanes. Lo que sí, resultaron ser arbitrarias y de otorgamiento imprevisible. En realidad, contar o no con una DJAI no depende tanto de cuánto afectará tal importación su competencia nacional, sino hasta qué punto demandará dólares que no hay. Por eso se frenan, todavía hoy, importaciones de productos que no se hacen en el país.Moreno luego sofisticó el proceso. Recreó la paridad del 1 a 1: por cada dólar exigido para importar, el interesado debía generar un dólar vía la exportación. Así pretendía...

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