Nocturno de dos orillas

Pedro Dalton tiene algo de Tom Waits y otro tanto de Nacho Vegas. Su aura de poeta taciturno y crooner dark alcanzó por años para erigirse en la voz de Buenos Muchachos, una banda montevideana de culto que superó las dos décadas de vida y que hoy cuenta con un público nuevo, que los impulsa a salir del under y tocar en teatros. Pero ese aura tenía más experiencias por recoger e historias por contar de este lado del Plata.Una década atrás, Dalton y los suyos intentaron hacerse un espacio en suelo porteño, hasta que la tragedia de Cromañón terminó con su sueño. "Cerraron todos los lugares en los que podíamos tocar y nos volvimos a Montevideo. Yo me puse de novio, me quedé por acá y los Angela Tullida, con los que había pintado una amistad alucinante, me empezaron a invitar a tocar con ellos. Un día la banda se separó, ellos siguieron juntos sin el cantante y me llamaron para recitar poesía arriba de su música. Cuando los escuché me pareció que se podían hacer canciones con ese material, se los propuse y empezamos a juntarnos los sábados a las 10 de la mañana en la sala del Imaginario Cultural. Así nació Chillan las Bestias."Lo que se empezó a gestar los sábados a la mañana decantó en un disco de ocho canciones a presentar hoy en Ultra y la nocturnidad como principio. La angustia y la melancolía se filtran entre un sonido mayoritariamente acústico y portuario. Las letras de Dalton pueden ser dscriptivas o crípticas, pero siempre suenan urgentes.-Cuando un músico tiene más de un proyecto suele decir que se da cuenta para qué banda es cada canción que compone. A vos, con las letras, ¿te pasa lo mismo?-Se da de manera natural. En Buenos Muchachos compongo en base a la música y acá sigo haciendo lo mismo...

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