Esta noche salimos todos

Viernes a la noche. La familia Bruno, a pleno, se prepara para salir. Santiago, el hijo adolescente de 12 años, irá con sus amigos del colegio a la matiné. Y sus padres aprovecharán para ir al cine y después, a comer. Nada de quedarse en casa esperando a que se haga la hora de ir a buscar a su hijo al término del boliche. La salida preadolescente es la excusa perfecta para salir también. Y entonces la ecuación cierra: hoy salimos todos.

Después de años de postergar programas en pareja porque no había quién se quedara con los chicos, o la logística era tan compleja que ni siquiera valía la pena intentarlo, llegó la hora del desquite para los adultos que, pasados los 40, están en "el" momento para aprovechar la oferta de una ciudad que parece diseñada para ellos. Lejos de sentirse ajenos a la noche, muchos eligen explorar esos nuevos lugares y tendencias que aparecieron mientras la energía estaba concentrada en ser padres. Además viven a pleno su desarrollo profesional y no le temen al disfrute: sin culpas ni remordimientos.

"La primera demanda de autonomía y libertad de mi hijo fue el año pasado, a los 11. Quería ir a un baile que organizaba su colegio -dice Gabriela Iuspa, psicóloga y mamá de Santiago y Victoria Bruno-. Con mi marido decidimos que era positivo dejarlo ir. Esa misma noche nos quedamos en casa, preguntándonos cómo era que el tiempo había pasado tan rápido." Pero con el paso de los meses, las salidas a la matiné de Santiago los revitalizaron. "De a poco comenzamos a salir nosotros también, ya sea solos o con otros matrimonios amigos, y la situación cambió totalmente. Nos dimos cuenta de que esos pequeños recreos a solas eran un espacio de encuentro, donde podíamos aunar criterios de crianza, comunicarnos y charlar distendidamente. Y también profundizamos nuestro vínculo con otros padres que estaban en la misma situación, compartiendo experiencias, temores, dudas y anécdotas de nuestros hijos."

Esta libertad ganada por parte de los adultos es aprovechada al máximo: "Antes de que Santiago empezara a salir, apenas planificábamos programas a solas -reconoce Gabriela-. Pero la independencia relativa de nuestro hijo nos permitió reencontrarnos, además de ganar un espacio para divertirnos, reírnos y disfrutar con amigos".

Claro que este regreso a las salidas en pareja muchas veces provoca desconcierto en los chicos, que asisten sorprendidos a esta nueva y desconocida faceta parental. Y mientras unos y otros se preparan en casa para...

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