Noche psicodélica y misionera frente a la orilla del río Paraná

Con 86 años, Ramón Ayala lanza una nota final vibrante, grave, agónica, extraña y épica, como si quisiera dejar una huella grabada de ese momento preciso en la memoria colectiva de la cultura misionera. Los espectadores que colman el anfiteatro reciben el cimbronazo emocional de esa canción llamada "El cosechero", que escucharon alguna vez en boca de sus padres, de sus abuelos, y le devuelven, como gesto de gratitud, una ovación conmovedora. A su lado, Pedro Aznar, "la leyenda del rock nacional", como lo había presentado el locutor de la 44a Fiesta Nacional del Litoral, virtualmente desaparece frente a la leyenda viva de Ramón Ayala. El ícono misionero, que tiene su propia estatua frente al Paraná, es el último sobreviviente de una estirpe de grandes creadores misioneros (Alcibíades Alarcón, Fermín Fierro, Vicente Cidade, Blasito Martínez Riera), un antihéroe con imagen kitsch que retrató con ternura y autenticidad Marcos López, y que empieza a tener su tardía y legítima reivindicación personal.Todos saben sus canciones en Misiones: "Posadeña linda", "El Mensú", "Retrato de un pescador", "Mi pequeño amor", pero algunos todavía no asociaban el rostro de ese personaje llamativo con el enorme poeta psicodélico y trascendental que dio la cultura popular misionera. Se habla de Ayala en Posadas, en estos días de festival. Es el segundo día que el cantautor pisa el escenario, pero podría haber sido el último: durante su actuación del viernes, el folklorista dio un paso en falso en las largas escaleras de este anfiteatro montado en picada, sobre el lomo del cerro Pelón y que mira de frente al Paraná. "Casi me suicido", le dijo con picardía y susto al periodista que lo agarró en el aire de su ropa. El episodio pasó y Ayala pudo cumplir con sus rituales preferidos, como aparecerse en los lugares que nadie espera y recitar una poesía extendiendo los brazos en alto o bajar las escaleras del anfiteatro, en medio del público, escoltado por dos bellas señoritas.Fue un día de reconocimientos. Los otros que subieron como estrellas regionales son Los Hermanos Núñez. Regionales y universales, expresan todo lo que puede dar la música litoraleña y más. Polkas, chotis, galopas y chamamés arman la cosmogonía de estos muchachos sencillos, "muy queridos porque no se fueron a vivir a la ciudad, como otros; te los podés encontrar en la calle, como a cualquiera", explica un misionero tras bambalinas. Pero estos músicos no son como cualquiera: los Núñez parecen de otro planeta cuando...

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