En una noche entre emociones, esta vez San Lorenzo se salvó en el final

Ganaba San Lorenzo y se mezclaba con los de arriba. Ganaba y se entusiasmaba. Le empataron y, al final, como en los partidos coperos, como en los encuentros domésticos, se desinfló solito. Esta vez, sin embargo, encontró un alivio. Un empate con sabor a... ¿victoria? Pudo ganar, pudo perder. Empató en la última bola, con un cabezazo de Mas, el salvador del domingo por la noche, el mismo que cometió un infantil penal en la Copa días atrás.A San Lorenzo se le abrió el camino demasiado rápido. Golpeado por el mal paso en la Copa Libertadores, con dudas en el torneo local y la salida temporaria de Marcelo Tinelli dando vueltas en el ambiente, la herida debía cicatrizar rápido. Y lo consiguió con un remate furioso de Correa, luego de un defectuoso despeje del equipo de Victoria.Con espacios, con el césped inmenso por recorrer, el Ciclón se paró con la intención de volar con el contraataque frente a una débil y entusiasta formación. Con Piatti y Correa como lanzadores, tuvo la ambición de aumentar, pero no contó con claridad en los metros finales. Tigre era un elenco golpeado, sin reacción.De a poco, salió del letargo, con una alta dosis de atletismo: de correr en velocidad se trató el asunto. Sin fútbol, con demasiados pelotazos, los jóvenes de Tigre trotaron hacia adelante. Les costó, sin embargo, encontrar los espacios, porque San Lorenzo se cerró bien atrás. Convencido de lo que estaba consiguiendo, luego de un largo tiempo de sinsabores.En un gran contraataque, Piatti se iba, en soledad, hacia el gol. Pero se tropezó, inexplicablemente, cuando estaba por ingresar en el área. Y de pronto, el Ciclón perdió la pelota. Extravió el control del desarrollo, ni siquiera le quedó el eje de la creatividad. Se apagó, misteriosamente. Y Tigre, urgido de resultados alentadores, con el apoyo (y el nerviosismo, por momentos) del...