'No soy violento'. El periodista Sebastián Domenech cuenta su verdad y habla de su lucha para ver a sus hijos

Sebastián Domenech

A través de una serie de tuits que rápidamente se hicieron virales, el periodista Sebastián Domenech (41) -que cubre policiales en TN y El Trece- aseguró estar viviendo una pesadilla: hace seis años que no puede ver a sus hijos. Dice que su caso evidencia las falencias de un sistema judicial burocrático y perezoso, que ahora además quiere impedir que él hable. "Lo que yo quiero es que la justicia resuelva" , dispara antes de empezar a contar su historia.

Sebastián Domenech cuenta que el primer intento de revinculación con sus hijos fue en el 2015, pero fracasó

"En realidad, en los últimos seis años los vi dos o tres veces, pero en situaciones que no pude abrazarlos, ni tocarlos, ni nada, que fueron intentos de revinculación. Hasta ahora estuve muy pasivo porque tenía miedo: miedo al escrache, miedo a si me creerían o no... Porque al comienzo pataleé y ella (se refiere a su ex esposa) me escrachó por las redes sociales y sentí que todo el mundo me miraba de reojo porque nadie me conocía . Yo era nuevo en el canal y todos me miraban como diciendo ‘¿Este loco violento quién es?’. Pero llegó el momento de hablar. Ya me conocieron todos, saben que nunca tuve un problema con nadie, y en los últimos seis años demostré que no puedo ser la persona que denuncian. Por lo menos, en estos seis años, no pude haber sido violento... si no vi a los chicos", sostiene.

-¿Cómo empezó todo, Sebastián?

-Mis hijos (a quienes no mencionaremos para proteger su identidad), los mellizos, nacieron en el 2010. Con la mamá nos conocimos jóvenes, a los 23 años, estuvimos dos años de novios y nos casamos. Cuando los chicos tenían cuatro años nos separamos. En un comienzo, nosotros teníamos un acuerdo de visitas y de alimentos que no estaba judicializado, lo hicimos en una mediación. Pero duró menos de un año. Un día fui a buscarlos y me dijo ‘no podes’. Si vos me preguntás por qué, te digo que no lo sé. La pareja no se terminó por un despecho o por una infidelidad, que tampoco lo justificaría, pero al menos lo entendería. Te digo más, fue al revés: yo aposté a la familia.

-¿Qué pasó luego, en los intentos de revinculación?

-La primera vez fue con una asistente social. Esa fue la primera visita y fue buena, dentro de todo el contexto. La pasamos bárbaro. Fue un sábado de 2015. Pero a la segunda visita los nenes ya no querían salir de la casa. En ese momento, la asistente me dijo ‘vos quédate acá que yo entro a la casa a ver qué pasa’. Y yo me quedé esperando...

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