No todo está bajo control hasta las elecciones

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Apocos días del arranque de la segunda mitad del año, el horizonte económico no se extiende más allá de las elecciones legislativas del 14 de noviembre, planteadas de manera casi infantil por el oficialismo como una lucha del bien contra el mal y que la oposición retribuye invirtiendo los términos. "Nosotros vacunamos", es una frase de la Casa Rosada que define ese tono de campaña en medio de las internas, como si los opositores también pudieran hacerlo.

Lo único claro es que ninguno de los grandes problemas de fondo (inflación, pobreza, estancamiento productivo, escasez de inversiones privadas, deterioro educativo, desempleo) será abordado hasta entonces, ya que la estrategia oficial consiste en patearlos para adelante y mientras tanto ocuparse únicamente de sus efectos en vez de sus causas. Por eso el día después es una incógnita y no solo por el incierto resultado de la votación.

Cuando el gobierno de Alberto Fernández dice tener un plan económico -que nadie ve-, hay que decodificarlo como una táctica de corto plazo para atender sus necesidades electorales.

En el plano interno, durante la primera mitad del año se concentró en anclar el tipo de cambio oficial y las tarifas e intentar que los salarios se ajustaran por la pauta inflacionaria del 29% anual, que ya quedó tan lejos como olvidada tras el fracaso del congelamiento de precios para productos de consumo masivo. La carne vacuna pasó a ser el chivo expiatorio, con el cierre de exportaciones reducido ahora al 50%, una reapertura condicionada a la baja de precios domésticos y la promesa de un plan ganadero para aumentar la producción, aunque con los productores de hacienda como convidados de piedra.

Aun así, la aceleración de la inflación (que hasta mayo acumuló una suba de 21,6% y casi 49% interanual), le sirvió a la Casa Rosada para concretar un silencioso ajuste fiscal al "estilo argentino". O sea, licuar el gasto en jubilaciones, planes sociales y salarios estatales con aumentos inferiores a la inflación (lo cual implicó caídas de -14 a -20% real). A esto se agrega que, en los 15 meses de pandemia, la Anses redujo en algo más de 50% el número de altas de jubilados con respecto al promedio mensual de los tres años anteriores, como explicó Silvia Stang en LN. Paralelamente, hubo una fuerte suba de la recaudación de impuestos a las exportaciones (por el alza de los precios internacionales, ahora en descenso) y una mayor presión tributaria sobre ganancias y patrimonios, más el...

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