'No hay que intentar ser una supermujer'

Para Susanita, la inefable amiga de Mafalda, todo era muy sencillo y el futuro era sinónimo de "¡hijitos!" Sin embargo, en Lo que nadie te contó del embarazo y el posparto (Ed. Paidós, 2011), el ginecólogo y obstetra Mario Sebastiani pinta la otra cara de la maternidad, la de las inevitables dificultades, culpas y dudas que, junto con la dicha, trae aparejadas todo nacimiento."El que diga que la maternidad es sencilla, es deshonesto o distraído -afirma-. Hay que desalentar el mito de una madre abnegada como causa directa de un hijo perfecto."Como "hombre, padre (de cuatro hijos), obstetra y marido", Sebastiani destiló en este libro toda la experiencia que reunió durante 35 años en el Hospital Italiano de Buenos Aires, donde en todo ese tiempo calcula que atendió la pavada de... ¡9000 partos! "Gracias a trabajar todos los días en un servicio de obstetricia, me enriquecí con las vivencias de las mujeres que asistí tanto como con las de otras embarazadas que fueron motivo de una reflexión o de un ateneo en nuestro hospital", explica.-Doctor Sebastiani, ¿las mujeres y los hombres llegamos a la maternidad con una imagen idealizada de lo que nos espera?-Sin duda. Lo que pocos nos cuentan es cuáles son los "daños colaterales" de estas experiencias. Vivimos en una sociedad en la que dar vida es dar amor. Sin embargo, no somos pocos los que creemos que tener un hijo es un acto en el que, aunque el amor esté presente, hay una dosis de egoísmo. "Quiero tener un hijo..." es una expresión que, analizada palabra por palabra, expresa la realización de un deseo personal y no el del hijo por nacer...-¿Esa confrontación con la realidad nos desilusiona?-En el enfoque meloso que se le da a la natalidad, las fantasías sobre el embarazo y sobre el nacimiento no siempre se cumplen. Pensar que es algo natural hace que las mujeres crean que todo se desarrollará sin dificultades, y que las respuestas de su organismo y de su psiquismo se adaptarán fácilmente a los cambios. Sin embargo, lo que vemos frecuentemente son mujeres que se quejan de las modificaciones corporales, el miedo a que algo salga mal o a que su hijo tenga alguna alteración estructural o de salud. El problema es que, como la sociedad festeja el embarazo y el parto, las mujeres no encuentran eco para manifestarse y sufren en silencio para no ser tildadas de "malas" o "desagradecidas".-¿El "porrazo" es mayor en las que cumplen una tarea fuera del hogar que entre las que encarnan una maternidad "a la antigua"...

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