'No soy una heroína: fue un acto de supervivencia'

Cuando empezaron a ver en las pantallas del salón VIP del aeroparque Jorge Newbery las imágenes del naufragio, sus caras se transformaron. Ellas habían estado allí. Y habían sobrevivido.El relato de la jueza penal mendocina María Inés Lona de Avalos, que llegó ayer a Buenos Aires junto con sus hijas María Silvina Avalos y María Valeria Avalos, cambió de tono cuando escuchó la noticia de que todavía había 29 desaparecidos, además de seis muertos, por la tragedia del Costa Concordia."No soy una heroína, no pensé en nada en ese momento", declaró la jueza, de 72 años, que tuvo que saltar del barco de una altura de tres metros y nadar 50 metros a un peñasco porque no consiguió lugar en los botes de rescate.En todo momento se esforzó por minimizar su hazaña e insistió, en un diálogo con La Nacion, en que actuó "por instinto". Fue ese instinto lo que la salvó de quedar atrapada o de morir ahogada."No había otra opción, fue un acto de supervivencia", subrayó, aliviada y a la vez indignada por la tragedia. "Yo trabajo hace 47 años como jueza y vi muchos casos terribles. Por eso no puedo pensar que lo que me pasó a mí es terrible. Sólo tuve que esperar a que me vinieran a rescatar", dijo Inés Lona, que contó que vivió algunas horas de angustia antes de reencontrarse con sus hijas, que viajaban en el crucero con ella."Siempre te quedás un poco traumada, pero lo que nosotras queremos transmitir es la ineficiencia de la gente del crucero. No estaban preparados para esa situación", dijo su hija, Silvina Avalos.Silvina tiene 42 años, es soltera y abogada. Se mueve con la ayuda de un andador o en silla de ruedas desde que sufrió un accidente de tránsito. Y en la evacuación les dieron lugar en los botes de emergencia por la discapacidad, según su hermana Valeria.Su madre, en cambio, no...