Por no emitir un billete más grande, el BCRA multiplicó por 4 el gasto de impresión

La decisión del Gobierno de evitar emitir un billete superior al de 100 pesos, en un intento de no dejar a la vista la erosión que sufrió su poder de compra por la elevada y sostenida inflación de los últimos años, obligó al Banco Central (BCRA) a gastar en la impresión de papel moneda en 2014 4,2 veces más que lo que gastaba en 2010.

El revelador dato del costo que tiene la insistencia oficial quedó a la vista hace unos días, al publicar esa entidad su balance del año pasado.

Ese ejercicio muestra utilidades contables por un total de $ 78.124 millones (levemente por debajo de los $ 78.418 millones que había obtenido un año antes), originadas en la abrupta devaluación del peso que aplicó el Gobierno a fines de enero del año pasado.

Es decir, se trata de un resultado "de escritorio", originado en la depreciación de 31% que sufrió el peso en aquel entonces, y deviene de valuar a $ 8,552 por dólar las divisas (cada vez en menor proporción) y los títulos de deuda en moneda extranjera (de menor calidad y cada vez más en mayor proporción) que componen sus reservas. En el balance de 2013 las había contabilizado a un tipo de cambio de $ 6,518 por dólar.

Por el contrario, el balance operativo del banco es cada vez más deficitario, dato que a algunos economistas, como Agustín Monteverde, los lleva a afirmar que si resultara auditado por alguna de sus dependencias de control (por caso, la superintendencia que ejerce el real de policía sobre los bancos comerciales) ya debería haberse declarado "en quiebra".

"Este desglose pone en evidencia que el grueso de la ganancia del BCRA en 2014 obedeció a la revaluación en pesos de las Letras tras la devaluación", resume el economista Federico Muñoz, de la consultora homónima, en un informe reciente.

"El corolario es impactante: toda la utilidad anual del Central se explica por la valorización en pesos de un activo que –en rigor– vale nada", concluye al respecto.

El saldo negativo que arrojan los ingresos y gastos reales de la entidad monetaria se agravó el año pasado, por ejemplo, porque el gasto que afronta por esterilizar parte de los pesos que emite (el grueso, para financiar gasto del Estado nacional y disimular parte del creciente déficit fiscal) saltó de 12.900 millones a 40.150 millones de pesos de un año a otro (para beneficio de los bancos, que tuvieron en esas inversiones su fuente de ingresos más rentable y estable, igual que ocurría a fines de los 90).

Pero además debió destinar a pagar la emisión...

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