No descartemos el futuro del mar argentino

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), estima que alrededor del 33,1% de las poblaciones de peces del mundo están sobreexplotadas

Por año, 110.000 toneladas de merluza en buen estado son devueltas al mar sin vida, lo que nos obliga a reflexionar y expone con crudeza una realidad de la industria pesquera argentina: muchas veces lo que ocurre en alta mar queda en alta mar, fuera del alcance del conocimiento público. Y a esta situación debemos agregar un factor aún más agravante, que es la Ley Federal de Pesca, que indica expresamente que en nuestro país está prohibido arrojar descartes y desperdicios al mar, en contra de prácticas de pesca?responsables.

De acuerdo a los últimos informes de evaluación disponibles, realizados por el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) , cada año la industria pesquera descarta más de 110.000 toneladas de merluza en buen estado que son devueltas muertas al mar. Y a pesar de que estos registros podrían sufrir variaciones en las estimaciones de este año, estos valores reflejan un déficit de manejo histórico en la industria pesquera, que pone en riesgo los recursos pesqueros del país y a la vez refleja un desperdicio de alimentos. Esto demuestra que el problema del descarte de merluza es la cara visible de un déficit de manejo mucho mayor: presenta un grave problema biológico, pone en riesgo la conservación a largo plazo de los ecosistemas marinos y avala una pesca ilegal.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), estima que alrededor del 33,1% de las poblaciones de peces del mundo están sobreexplotadas y el 60% se está pescando hasta su límite biológicamente sostenible. Sin dudas, esto pronostica que la práctica de la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada es una de las mayores amenazas globales para los ecosistemas marinos, así como para las iniciativas destinadas a la conservación de la biodiversidad marina. Además, este uso irracional del patrimonio natural genera impactos directos sobre la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas marinos, y la Argentina, lamentablemente, no está exenta. Tirar alimento al mar de esta manera demuestra también la falta de ética detrás de estas prácticas, en una situación social en la que falta comida para muchos sectores y en donde existen personas que se van a dormir con hambre.

En este contexto, el...

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