Otra señal de que ya no controla todas las palancas del poder

Nunca hay un buen momento para que un gobierno se entere de que su vicepresidente ha sido procesado. Pero la decisión de Ariel Lijo sobre no podía ser más inoportuna.Cuando coleccionaba adhesiones internacionales y avales opositores para reducir el costo de la sentencia de Thomas Griesa, la fragilidad apareció en el frente interno. Lijo abrió una grieta en la segunda jerarquía del Estado.La prensa internacional, que venía registrando a un país colgado de la cornisa del default, movió el foco hacia un caso de corrupción que carcome la cima del poder. La Presidenta sospecha, como siempre, que una mano oculta está alineando los astros en su contra: tampoco consiguió destituir al fiscal José María Campagnoli, que debía ser escarmentado por investigar negocios en los que aparece salpicada su familia. Es paradójico que una abogada exitosa tenga que atravesar el final de su mandato cercada por problemas judiciales.Lijo fue impiadoso. Bajó el martillo del procesamiento antes de conceder a Boudou y a su socio, José María Núñez Carmona, la ampliación de indagatoria que habían pedido.Tampoco esperó a que el Banco Mundial y el Ministerio de Economía respondieran si el representante ante ese organismo multilateral, Guido Forcieri, está impedido de prestar declaración por sus abrumadoras responsabilidades en el caso de los holdouts, como adujo el imputado.El auto de procesamiento demuestra que Lijo acercó posiciones con el fiscal Jorge Di Lello. No podía arriesgarse a que Di Lello apelara su decisión. Por eso, siguiendo el criterio del fiscal, procesó también a Nicolás Ciccone y a su yerno, Guillermo Reinwick. El abogado de Ciccone, Maximiliano Rusconi, denunció que su cliente fue privado del beneficio de la indagatoria y que, por lo tanto, fue procesado sobre la base de afirmaciones que realizó bajo juramento. El abogado de Reinwick, Marcelo Ruiz, adelantó también una apelación. Ruiz, un ex agente de la SIDE, es amigo de Lijo. Boudou lo había acusado de urdir un complot para favorecer a los Ciccone.¿Lijo y Di Lello coincidirán también sobre el origen de los fondos que financiaron la compra de Ciccone? El fiscal había pedido la declaración indagatoria de Máximo Lanusse, quien trabajó en el Banco Macro a las órdenes de Jorge Brito y pasó a ser luego vicepresidente de la imprenta adquirida, según el juez, por Boudou. Brito sigue cerca de la hoguera: el escrito de Lijo menciona los desembolsos de la financiera Facimex, que estaría vinculada al banquero, a favor...

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