De ninguneadas al primer plano

Por muchos años fueron un tema tabú, ominoso, escondido, que generaba vergüenza, prejuicios o temor y del que no se hablaba, tal vez como inútil forma de negar su existencia. Pero ahora, las villas de emergencia se volvieron protagonistas de un inesperado y creciente fenómeno mediático.Después de tantos informes sombríos de noticieros y programas periodísticos que sólo veían la parte áspera del hábitat de los sectores más carecientes, empezaron a aparecer espacios más comprensivos, como Esta es mi villa , el programa de Julio Bazán, por TN, que recorre las barriadas más humildes de todo el país y habla con sus habitantes; o más festivos, como Alegría y dignidad , la serie producida por Emilio Cartoy Díaz, con la dirección de Cristian Jure, por el canal Encuentro, que muestra con colorido y dinamismo las historias de acróbatas, cocineros, escritores, actores, escritores y músicos que salen de esos barrios populares porteños y del conurbano.El boom de Elefante Blanco , la nueva película de Pablo Trapero, que este fin de semana superará holgadamente los 300.000 espectadores, y que muestra las luces y sombras de la acción solidaria desarrollada por dos sacerdotes y una asistente social en la villa 15 de Lugano, consolida esa tendencia. Además, el film fue visto por estas horas con gran interés en la sección "Una cierta mirada", del Festival de Cine de Cannes, que hoy termina.Trapero, que de chico supo hacer trabajo social en villas, ahonda su mirada en submundos desconocidos por el gran público, que apenas tiene noticias lejanas mediante la sangrienta (y estereotipada) crónica policial.A diez años de El bonaerense , y con Leonera (2008) y Carancho (2010) en una dirección similar, ahora con Elefante Blanco logra una madurez visual y argumental que puede desorientar a aquellos que vayan a verla en busca de un mensaje concreto. La realización de Trapero no juzga los comportamientos de la villa y, según se vea, ofrece miradas esperanzadoras (la solidaridad entre algunos de sus miembros y los que vienen de afuera a ayudar), aunque también pesimistas (la droga, el narcotráfico y la violencia que envilecen sus entrañas y los tironeos políticos y policiales para "regularla").No hay discurso político, al menos explícito, en Elefante Blanco y ésa es su principal virtud: el relato fluye ágil sin énfasis panfletarios innecesarios tan frecuentes e infumables en estos tiempos de agudo oportunismo político.Vale Elefante Blanco (que debe su...

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