Una niña pequeña con una voz enorme

Zaz es una chica pequeña con una voz enorme. ¿Por dónde habría que empezar para comentar el show que la cantante francesa acaba de dar ante un Luna Park lleno de un público de lo más variado? Primero, antes de hablar de la música, hay que detenerse en ella. La calidez un tanto aniñada y la simpatía con la que Isabelle Geffroy (Zaz) enfrenta la sala le dan por ganado buena parte del partido arriba del escenario. Intenta dialogar en castellano (lo hace bastante bien), lee una leyenda en ese idioma y entona el bolero "Dos gardenias" como si fuera parte de un repertorio natural. Vestida como una chica de Palermo y con unas trenzas largas que combinan con su rodete sonríe e interpela al público a seguirla en los coros. Todo funciona a la perfección. Y lo más destacable: su emoción parece auténtica. Es que Zaz vino por primera vez a la Argentina el año pasado para dar un show en Niceto Club: ahora colmó un Luna Park.

En la música el análisis de su show trasunta por distintos aspectos. Zaz comienza con una andanada de temas ("On ira", "Nous debout", "Cette journee", "La fee") en clave pop melódico con estribillos épicos. Un estilo que parecería nuevo en su repertorio y que por momentos transita por un terreno de raíz latina: la canción tipo festival de San Remo pero remozada a una versión 2015. Además, la estética de Zaz le quita cualquier asociación directa con los años dorados de los 60 y 70. La banda, en cambio, está formada por músicos adultos y expertos en este tipo de sesiones. De todos modos, ésta es la...

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