Cuando Newell's se iluminó...

ROSARIO.- Se prende y se apaga. Racing es un interruptor de energía. Fue voraz, vertical, obsesivo con la pelota y el ataque. Pareció encarnar una filosofía del buen gusto. Cuando estuvo prendido, iluminó de felicidad a sus hinchas. Pero se apagó, se metió en el agujero negro que devora las estrellas. Terminó siendo una catarata de desesperación.Se prende y se apaga. Newell's es un interruptor de alegría. Se preocupó, corrió detrás, imaginó cómo sería jugar con la pelota en los pies y buscó en la memoria reciente el chip de la victoria contra Vélez en la fecha pasada. Se encendió, fue una estrella en el firmamento y el equipo se colocó por sobre los jugadores, destacándose la individualidad al servicio de una causa noble. Terminó siendo un río desbordante e incontenible.La derrota de Racing bien puede leerse desde distintos puntos de vista. El más positivo tuvo que ver con un primer tiempo destacadísimo. Dueño de la pelota, la prestancia y la calidad de Giovanni Moreno, dibujaba trazos inentendibles para el medio campo rosarino. El Tata Martino, entre gestos y gritos, intentaba ordenar lo que veía como señales de un mal augurio.Racing sumaba argumentos como para adelantarse en el marcador. Teo tuvo dos chances en el arranque. Luego Gio, con sus asistencias, su cambio de ritmo y el desborde individual, ponía a Racing de cara a ese gol que todos intuían que caería. Sumó oportunidades claras, una tras otra.Newell's no entendía el partido, por más que se desdoblara en defensa y en la presión. Perdía la pelota y no oxigenaba el medio campo con un buen traslado. Siempre a contramano del partido poco hizo en ofensiva, más allá de una incursión de Vangioni que no concluyó en gol de milagro.El segundo tiempo fue de Newell's. Lo que intentó repetir Racing se esfumó en minutos. El equipo de Martino recuperó la memoria y jugó con las credenciales que lo ubican como un equipo serio. Bernardi se hizo dueño del partido, Pérez creció a la par y el resto habló el mismo idioma.Una asistencia al estilo Iniesta puso de cara al gol a Maximiliano Urruti, que con un tiro cruzado no perdonó a Saja. Fue el derrumbe de Racing. La energía se apagó como se cierra un libro. Newell's lo presionó, lo...

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