Con las hayas nevadas de fondo

USHUAIA.- El sábado, en una noche tan fresca como apacible, algo que, en el contexto de la ciudad más austral de la Argentina, no siempre es una ventaja, arrancó la octava edición del Festival Internacional de Ushuaia. Es que contemplar la nieve, cuando la hay, cayendo por entre las hayas iluminadas, que, bellas y majestuosas, pueden ser observadas por el inmenso ventanal que se ubica por detrás del escenario, es un placer visual que, definitivamente, sólo puede vivirse en el Salón Milenio del Hotel Las Hayas, el sitio donde, históricamente, se desarrolla el Festival del Fin del Mundo. En esta ocasión, a treinta años del comienzo de aquella funesta guerra que sólo causó desolación, desamparo y tragedias, el festival es un homenaje a la paz y a la soberanía y porta como subtítulo la leyenda Edición Islas Malvinas. Además, no es ocioso recordar que Ushuaia es la capital de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, tal su nombre completo, y, efectivamente, la causa Malvinas es vivida en esta ciudad de una manera muchísimo más intensa que en cualquier otro lugar del territorio nacional.Hubo discursos por parte de la organización del festival, del intendente de la ciudad, de la gobernadora de la provincia y después sí, ante las más de ochocientas personas que colmaron el salón, llegó la música. Para hacerla efectiva estuvieron, en este primer concierto, la Orquesta del Festival de Ushuaia, dirigida por Jorge Uliarte, y el muy talentoso Vitali Pisarenko, un joven pianista ruso que tuvo a su cargo la parte solista del Concierto para piano y orquesta Nº 1, de Tchaikovsky. La orquesta, en esta edición, está integrada, mayormente, por músicos de la Orquesta Estable del Teatro Colón, más algunos provenientes de la Sinfónica Nacional y de la Filarmónica de Buenos Aires. Tras algunas dudas iniciales, el recital se fue...