Necesitamos construir una democracia ambiental

Laguna seca debido a las altas temperaturas en Portal Cambyreta, entre Villa Olivari e Ituzaingó, provincia de Corrientes, el 14 de marzo de 2023

Este año la Argentina cumple cuarenta años de democracia ininterrumpida. Es un logro sin precedentes en la historia del país. Es un terreno ganado, que no podemos ceder. Sin embargo, la consolidación democrática no es suficiente para garantizar una vida digna para toda la población. Para lograrlo, es necesario abordar problemas como la pobreza, la desigualdad y la precariedad laboral, situación en la que se encuentra gran parte la población del país. Implica, además, garantizar los derechos consagrados en la Constitución Nacional entre los que se encuentra gozar de un ambiente sano, equilibrado y apto para el desarrollo humano.

Sin embargo, la agenda ambiental se encuentra muy lejos en la lista de prioridades y la Argentina padece desde hace décadas problemáticas que le son propias y que nunca han sido abordadas de manera sistemática. Nos referimos muy especialmente a la contaminación de aguas, la ausencia de sistemas de saneamiento, la muy mala gestión de los residuos , por mencionar solo algunos de una extensa lista.

Asimismo, ya estamos viendo los impactos de la crisis climática como inundaciones, sequías extremas e incendios que afectan sobre todo a poblaciones vulnerables y generan un significativo costo económico. A estos, se suman los problemas de contaminación generados por actividades extractivas e industriales, de gestión de residuos, y de pérdida de biodiversidad, en un contexto en dónde la Argentina debe enfrentar otros desafíos como altas tasas de pobreza y desigualdad, y la elevada y recurrente deuda externa.

Argentina no es un país de gran relevancia en términos de emisiones de gases que producen efecto invernadero, con poco menos del 1%. No obstante, nadie puede hacerse el distraído a la hora de realizar esfuerzos tendientes a minimizar las emisiones de CO2 y otros gases que producen efecto invernadero. Argentina tiene mucho para hacer en ese terreno, teniendo en cuenta sus emisiones per cápita resultan superiores al promedio de los países del G20 y que más del 50% de las mismas provienen del uso de combustibles fósiles, mientras que el 40% es atribuible al sector agropecuario, principalmente por el impacto que produce el cambio de uso del suelo.

En este contexto es necesario construir procesos de transición socioecológica que nos permitan construir de manera gradual, pero...

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