La necesaria renovación de la dirigencia

En pocos días se producirá un cambio importante en la conducción de la Unión Industrial Argentina (UIA). Asumirá la presidencia el respetado hombre de negocios Miguel Acevedo, director de Aceitera General Deheza. Poco tiempo atrás, Daniel Llambías, reconocido dirigente empresario y ex gerente general del Banco Galicia, renunció a la Asociación de Bancos Privados de Capital Argentino (Adeba) por desinteligencias con uno de los dueños del Banco Macro, Jorge Brito, cuestionado ex titular de la institución, sospechado en escándalos de corrupción como el financiamiento del misterioso fondo The Old Fund, que compró la imprenta Ciccone. El cargo fue cubierto por Jorge Brito (hijo), directivo del mismo banco que su padre.

La Sociedad Rural Argentina resolverá, a su vez, el año próximo, quién será su presidente luego de tres períodos de buena gestión de Luis Miguel Etchevehere.

La lista de novedades en las conducciones de otras entidades empresariales es más vasta todavía. Después de 16 años al frente de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), Osvaldo Cornide fue reemplazado por Fabián Tarrío, ungido por un movimiento renovador. Ese relevo fue una derivación alentada por sectores del macrismo a la luz de los vínculos que Cornide, asiduo visitante y ferviente aplaudidor en los actos de la Casa Rosada, había anudado con el kirchnerismo.

No todos estos movimientos han respondido a razones similares. En algunos casos, obedecieron al cumplimiento de normas estatutarias; en otros, porque rencillas internas forzaron a hombres con sentido de la dignidad a dar un paso al costado; en algunos más, porque ha imperado al fin la ley de gravedad y han caído como consecuencia, estrepitosamente o no, quienes se habían aferrado a funciones de conducción como si éstas estuvieran concebidas para su retención ad eternum.

Por sus antecedentes, que se suman a las expectativas que despierta, el tema de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), irónicamente -pero con mucho fundamento- denominada "Cámara Argentina de la Corrupción", es un asunto aparte. Es tan amplia la convicción entre políticos, magistrados, periodistas y ciudadanos comunes de que las obras públicas costeadas por el erario público en los tres lustros de gobiernos kirchneristas han constituido una de las áreas más contaminadas por la corrupción de doble mano, que todo lo que se haga por remozar esa cámara empresarial parecerá poco. El enroque cosmético de figuras en su conducción resulta...

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