Navidad al Sur: devociones de la América popular

Una sala en la que la oscuridad es perforada por un hilo de luz que reposa sobre un trapo blanco apoyado, como un improvisado moisés, encima de pasto de alfalfa cuyo perfume penetra los sentidos. El silencio es interrumpido sólo por el canto de chicharras y grillos. Otro hilo lumínico deja leer en la la pared un pasaje del Evangelio en el que se narra: "Y sucedió que mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto a ella y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre porque no había sitio para ellos en la posada".

Un pesebre sin estatuas, pinturas ni imágenes. Tampoco hay nieve, abetos, ni renos. Es la instalación con la que se presenta la muestra "Es tiempo de Navidad: Devociones de la América Popular", que en coincidencia con la época abre hoy al público en la Abadía. Centro de Arte y Estudios Latinoamericanos.

"Es una muestra desde América y para América sobre una Navidad caliente que ocurre en verano", describe su curadora, Teresa Pereda, al marcar la principal diferencia con la clásica Navidad invernal del hemisferio norte. Diferencia notable en la decena de pesebres, retablos y figuras del niñito Dios al que no se presenta ligero de ropa.

Las piezas que se exhiben no son tantas como valiosas por su diversidad y representatividad. Fueron prestadas por sus dueños y provienen de Perú, México, Bolivia y Paraaguay y de Santiago del Estero, La Rioja, Chaco y Buenos Aires.

Hay objetos de cerámica, arcilla, tela, chala y también un tablón pintado. Es que, como recuerda Pereda, no existe una técnica única para la confección de un pesebre. "En consecuencia, emerge una inagotable riqueza creativa: figuras con las más variadas formas y materiales, según las tradiciones artesanales de cada lugar, y la introducción de elementos de la cultura regional, tales como collas con sus llamas, elementos del paisaje, ya sea serrano o selvático, u ofrendas típicas de frutas y hortalizas de los diversos climas que enriquecen la decoración de los pesebres".

Excepto uno de tela hecho en un taller porteño en 1940 y otro de madera y cartón, de 1980 (que perteneció a la colección de monseñor Eugenio Guasta), el resto de los pesebres son creaciones de la última década y media. "Son objetos de devoción actuales", remarca Pereda.

La adoración

Lo mismo sucede con las tres imágenes de Jesús que se exhiben en la sala dedicada a las expresiones de ese fenómeno de la religiosidad popular del que Pereda es una aguda observadora: la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR