Navidad solidaria: dejan el festejo familiar para brindar con los que menos tienen

Era la Nochebuena de 2012. Dante Balbone recorría las calles del microcentro porteño. A las 12 de la noche terminó de servir unos vasos de jugo y aguas saborizadas, para brindar con un grupo de desconocidos: otros voluntarios de la Fundación Sí y personas que vivían en situación de calle. Así arrancó su Navidad.

Como Dante, son muchas las personas que deciden darle un sentido diferente a las Fiestas y priorizan el poder vivirlas con personas que están en situación de vulnerabilidad social. Así resignan el festejo familiar tradicional y eligen compartir historias, abrazos, comida y buenos deseos con quienes están sin un techo, con los que viven en hogares o en barrios necesitados. Siempre de la mano de organizaciones sociales que trabajan con estas poblaciones durante el resto del año.

"Tenía ganas de hacer una tarea solidaria y no sabía bien por dónde arrancar. Justo un sobrino recibió un correo de la Fundación Sí contando del recorrido que hacían para Navidad y me acerqué", dice Balbone, de 64 años.

Y agrega: "La primera vez que fui, la expectativa era muy grande porque no sabía de qué se trataba. Fui solo porque como no tengo esposa ni hijos siempre lo pasaba con el resto de mis hermanos, sobrinos o amigos. Pero esa Navidad quise que fuera especial".

A las 15 fue a la fundación para ayudar con la cocina. A las 21 se juntaron en la esquina de Bartolomé Mitre y Riobamba. "Tenía miedo de quedarme afuera de tanta gente que había. Me fui enterando de a poquito cómo era la movida. Nos dividimos por zonas, me tocó la número cuatro que es la de Casa Rosada. Fue muy emotivo porque uno comparte la charla y el brindis te toca con quien te toca", agrega Dante, que desde entonces pasa sus Nochebuenas de esta forma.

Me movilizó mucho

Durante estos recorridos se reparten empanadas, turrones y panes dulces. Se van armando cientos de mesas navideñas, pero en la calle.

"Me movilizó mucho porque era la primera experiencia que tenía con gente que estaba muy vulnerable. Tenía miedo de meter la pata o de preguntar algo que no correspondía. Pero fue un momento muy conmovedor. Uno con los amigos tiene un montón de oportunidades para compartir las Fiestas, pero para ellos que están tan ignorados, que alguien decida pasar el 24 a la noche con ellos es muy valioso", afirma Balbone, quien también aconseja compartir esta iniciativa con otros familiares o amigos.

A partir de esa experiencia inicial y revolucionaria, decidió sumarse, todos los domingos por la noche...

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