La naturaleza que no vemos

Aunque estamos a medio mundo de distancia y se trata de fenómenos de distinta trascendencia, el reciente accidente nuclear de Japón tiene algo en común con las inundaciones que cada tanto padece la ciudad de Buenos Aires. En ambos casos, el "desastre" que nos deja atónitos se produce no sólo por las fuerzas desatadas de la naturaleza, sino por un cóctel de intereses comerciales, exceso de confianza en la tecnologia y falta de sentido común...Si bien Japón está en toda su extensión ubicado dentro de una zona sísmica para la que no podía soslayarse la posibilidad de un terremoto de gran intensidad (de hecho, Tohoku había sufrido un tsunami de 38 metros en 1896, según menciona un trabajo publicado ayer en Nature ), el diseño de la central de Fukushima no contemplaba, por ejemplo, ubicar el sistema de refrigeración de reemplazo en un sitio elevado... Del mismo modo, en su libro de reciente publicación Buenos Aires, ciudad inundable (Editorial Kaicron/Capital Intelectual, 2010), el destacado economista y ecologista Antonio Brailovsky recorre casi cinco siglos de planificación e historia natural porteñas y muestra que nuestras inundaciones no son obra de la fatalidad, sino...

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